En un plazo de diez días el Badajoz podría venderse o quedarse sin propietarios. Es el mensaje recibido por la plantilla albinegra después de decir "no" a la tregua ofrecida por los accionistas del club: acabar el encierro a cambio de una parte del mes de septiembre. "En unos días los propietarios tomarán una decisión para bien o para mal pero está bastante complicada", argumenta el capitán y portavoz Josemi, entre mantas y colchones.

Josemi trasladó a la plantilla el deseo de Refolio, Del Camino y Guerrero, "de seguir intentándolo", después de que los jugadores se reunieran tras la cena del miércoles, "pensáramos tranquilamente el ofrecimiento y decidiéramos seguir en el vestuario. No estamos aquí porque nos deban un mes sino por cuatro". La plantilla valora el esfuerzo de los propietarios "por pagarnos un mes de su bolsillo, pero si aceptamos, hay jugadores que no podrían pagar ni un alquiler".

DEJAR DE JUGAR La huelga es el paso siguiente. Comenzará a las doce de la noche del lunes al martes, si no se llega a un acuerdo económico. Primero dejarían de entrenar y después de jugar. Josemi explica que "tenemos que seguir unas pautas marcadas por los abogados de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y el primer paso es dejar de entrenar. Si en la huelga no hubiera acuerdo se pasaría a no jugar los partidos".

Cuestionado por la posibilidad de que no se enfrenten al Espanyol en un amistoso y al Díter en el siguiente encuentro liguero, el capitán del Badajoz prefiere no pronunciarse, "ya que depende de lo que nos digan".

De momento sí jugarán el domingo frente al Cartagonova, asegura el meta Rubén. "Tenemos que estar metidos en el vestuario, aunque es complicado porque por la noche pasamos mucho frío. Hay jugadores que lo están sufriendo mucho y si uno coge una gripe fuerte, nos podemos contagiar todos". Su frase final resume todo el dramatismo: "En el vestuario sólo se habla que esto se va a ir al carajo y que está muy dificil que se resuelva la situación".