Tras diez jornadas de liga cumplidas, el vestuario del Cacereño parece más una enfermería que otra cosa. Excepto en la portería, al entrenador del equipo verde, Miguel Angel Mateos, no le faltan hombres fuera de combate por lesiones, en proceso de recuperación o sancionados. La nómina de preocupaciones en la plantilla comenzó incluso antes de iniciarse la temporada el último domingo de agosto y ha engordado con el paso de las jornadas del campeonato en el grupo XIV de la tercera división.

Por líneas, los problemas se multiplican en el centro del campo con las bajas de Javi Méndez --sólo ha jugado un partido por una contractura fibrilar en la pierna derecha--, además de la mala mano de Willy, con un dedo roto tras haber golpeado una de las puertas de hierro de los vestuarios del Príncipe Felipe. Emilio Gil, el tercero de la lista, no estará disponible hasta dentro de un mes y medio tras haber sido operado de menisco hace menos de dos semanas. Carlos también se perderá por sanción el encuentro del próximo día 30 ante el Valdivia.

Este panorama de complicaciones para Mateos se agudiza en la defensa. Andrada, con una distensión de ligamentos, y Javi Núñez, con problemas de aductores, esperan recuperarse aprovechando la jornada de descanso del próximo domingo. Lolo sigue en el dique seco desde la primera jornada y Antonio también está sancionado con un encuentro por tarjetas.

Pero lo que tiene indignado al técnico verde es la situación del interior Sergio. "Es vergonzoso que lleve nueve meses esperando a que le operen de pubis", denuncia. Esta carencia obligará al club a fichar a un jugador para la banda izquierda. Fabiani, mientras tanto, sigue a medio gas por molestias en el tendón rotuliano. Un rosario de ejemplos de un vestuario donde es más fácil pasar consulta que hacer un once.