De vuelta a Alemania, en el largo viaje en avión desde Nagoya a Fráncfort, Sebastian Vettel recordaba con amargura los puntos que se dejó en dos abandonos consecutivos en Budapest y Valencia, dos carreras en las que tenía el podio casi asegurado. Esos 12 puntos le hubieran colocado ayer como favorito al título tras su incontestable triunfo en el Gran Premio de Japón. El exigente trazado de Suzuka confirmó que el Red Bull es el coche más rápido de la segunda parte de la temporada. Por eso Jenson Button (octavo ayer) no duerme tranquilo. Los 16 puntos de ventaja sobre el joven talento alemán aún dejan abierta la lucha por el campeonato.

"Puedo conseguirlo, afortunadamente quedan dos carreras y lo mejor es que puedo ganarlas como esta", repetía Vettel tras bajarse del Red Bull. El objetivo del título nunca se ha ido de su cabeza desde que en el primer gran premio, Australia, tuvo opciones reales de ganar. En Suzuka sumó el tercer triunfo del año de forma arrolladora. La salida era el único punto crítico para uno de los mejores pilotos de la parrilla sobre el coche más rápido ayer en este trazado. "Creí que podría hacerlo, pero en la primera frenada vi a mi lado a una flecha plateada", recordó Vettel, que cerró la puerta a Lewis Hamilton por el interior de la curva.

Ahí se acabaron los problemas para Vettel. Vuelta a vuelta mantuvo un altísimo ritmo que nadie pudo seguir "y como paraba dos vueltas después que Hamilton y una después que Trulli, he podido controlar siempre la carrera", recordó satisfecho el piloto alemán.

DISFRUTANDO DEL RED BULL Tuvo que ser su ingeniero de pista quien frenara sus ansias de exhibición sobre uno de los circuitos en los que un piloto de F-1 disfruta más: "Cuando monté los neumáticos blandos para el final, me quise divertir un poco. Hice una vuelta rápida, pero mi ingeniero me dijo por radio que cuidara las ruedas porque podía haber un coche de seguridad o suceder algo. Y dos giros después se neutralizó la carrera". Para entonces, Jarno Trulli había conseguido recuperar la segunda posición que Lewis Hamilton le arrebató en la salida. Fue al regresar del segundo repostaje, después de una estrategia y una parada en boxes impecable del equipo Toyota que pudo ofrecer un merecido podio --el segundo consecutivo-- a los directivos y trabajadores de la fábrica desplazados a Suzuka (propiedad de Honda).

La neutralización de la carrera llegó a ocho vueltas del final, tras el accidente del español Jaime Alguersuari. El barcelonés perdió el control del coche a la salida de la curva 130R, la mas rápida del circuito, que se toma a fondo.

ACCIDENTE EXTRAÑO Alguersuari, que estaba haciendo su mejor carrera de la temporada, marchaba en novena posición cuando se detuvo por segunda vez a repostar, pero en la vuelta de salida sufrió el accidente. Con los neumáticos aún fríos perdió el control del coche e impactó fuertemente contra las protecciones, provocando la neutralización de la carrera. El piloto de Toro Rosso --en principio tiene asegurado un volante en el equipo de Faenza para la próxima temporada-- abandonó por su propio pie los restos del coche y aunque se alejó del mismo caminando normalmente, fue introducido en una ambulancia y trasladado al centro médico del circuito, que abandonó rápidamente.

"Es una curva que se toma a fondo, así que creo que ha habido un problema con el neumático trasero derecho. Tendremos que analizarlo", dijo desilusionado. Estaba a punto de lograr un gran resultado, pero sumó su cuarto abandono del año.

La carrera se reanudó a falta de cuatro vueltas con Vettel, Trulli y Hamilton en las tres primeras posiciones. Kimi Raikkonen transitaba con el Ferrari en cuarta posición, justo por delante de Nico Rosberg, que aprovechó la entrada del coche de seguridad para realizar su repostaje. Los dos Brawn de Rubens Barrichello y Jenson Button sufrieron toda la carrera las consencuencias de su penalización tras la calificación y su remontada solo llegó a la séptima y octava posición, por detrás de Nick Heidfeld. Button, el líder del Mundial, aún tuvo que pelear duro por el último punto en juego hasta el final, porque, una vez retirado el coche de seguridad, sufrió el acoso del BMW de Robert Kubica.