Lo del Cacereño ya es de traca. Lo siento, no puedo eludir el tópico. ¿Saben la última? En el último partido, además de Pedro Rossi, ´informador´ del presidente sobre el trabajo que desempeña el entrenador, Miguel Angel Mateos, viajó, en el que en su día se bautizó como el autobús galáctico, un amigo del argentino. Tremendo. No tengo nada contra Rossi --ni contra su amigo, claro--, pero insisto en que esto está sobrepasando todos los límites del surrealismo deportivo por lo absurdo. Digamos que es como si el técnico siguiera siendo ´fiscalizado´, pero ahora por dos personas. Me dice mi particular ´espía´ --que yo también lo tengo-- que el propio Mateos le preguntó al delegado, Manolo Jordán, que quién era el nuevo viajero. No sé cuál fue la respuesta. Da igual. El equipo, ya ven, viajando a Valdivia para disputar su partido y el entrenador que ni siquiera sabe quién va en la expedición... ni en calidad de qué va. Ver para creer. Yo, si fuera técnico, no podría resistirlo: o dejaba el club ipso facto o me lo tomaría a chirigota y participaría activamente en el festejo, bailando en el banquillo o algo así. No sé, no sé, pero esto es, reitero, tremendo, ridículo. Es el teatro del absurdo.

*Periodista.