El viaje del Al-Qazeres hasta Girona estuvo marcado por que se conoció durante el trayecto que Vicenta Naranjo, presidenta durante años del Femenino Cáceres, había fallecido. No fue una persona directamente ligada al actual club, pero sí abrió el camino hacia el baloncesto profesional de chicas en la ciudad hace más de 15 años en colaboración estrecha con su marido, Ángel Salgado, recogiendo el testigo del proyecto iniciado por la pareja Pilar García-Juan Pablo Márquez.

Había más implicaciones que no permitían ningún tipo de indiferencia. Vicenta Naranjo, que hoy recibirá un sencillo acto de homenaje en el crematorio municipal de Cáceres (10.30 horas), era la madre de Jara Salgado, que fue la capitana del Al-Qazeres en su ascenso del 2014 y que últimamente se dedicaba a entrenar a su equipo de infantiles que iban a competir en la Minicopa, un torneo paralelo al evento de este fin de semana.

Jara ya fue advertida del estado crítico de Vicenta en el transcurso de esta semana y no viajó con sus niñas. Ayer digería la noticia con mucha dificultad. Fue compañera en su momento de Elena Corrales y Carla Nascimento, que expresaron sus condolencias desde la capital gerundense. Todas las jugadoras saldrán hoy ante el Gernika con un lazo negro en señal de condolencia.

Curiosamente, Jara fue inscrita esta misma temporada en la plantilla del Al-Qazeres pese a que sus problemas de rodilla no le permitían jugar más a alto nivel. Y eso que todavía no ha llegado a los 30 años. Pero se prestó a ello porque el club necesitaba una jugador más en edad senior. Su madre siguió hasta casi su último día la actualidad del Al-Qazeres a través de las páginas de EL PERIÓDICO EXTREMADURA. «Leerlo era algo que no dejó que hacer hasta casi el final», relataba ayer su hermano Fermín Naranjo en el tanatorio. Otro de la saga, Pablo, falleció a finales del mes pasado.

Avión, merienda, masaje...

Aparte de ello, las chicas hicieron felices el viaje. Acostumbradas a viajar a Cataluña ida y vuelta en autobús, les pareció un lujo hacerlo en un avión Badajoz-Barcelona que acortó notablemente los plazos. Todo pasó literalmente volando (incluido el desplazamiento por carretera hasta el aeropuerto pacense y desde la Ciudad Condal hasta Girona), alentadas por la gasolina de la ilusión por la Copa.

Alojadas en el hotel Meliá, se respiró un notable ambiente de optimismo durante todo el día, desde el almuerzo hasta la hora del entrenamiento. Las bromas fueron lo más habitual, sobre todo centradas en Elena Corrales, que vio cómo en una conexión en directo en Canal Extremadura Televisión se le caía una cartel de la Federación Española encima sin apenas inmutarse, a pesar de que aparentemente lo ve venir.

Con su candidez, la escolta es una de las grandes animadoras del vestuario, aunque ahora tema ser pasto de los ‘zappings’ junto al periodista José María Maldonado que era quien realizaba la entrevista. Ambos tuvieron que aguantar las risas de las jugadoras durante la merienda de las seis de la tarde en la que coincidieron con la plantilla del Gernika. En el rival de hoy no se percibía tanta cara feliz: otro síntoma de que la presión está en el lado vasco.

Al tiempo que salían de la merienda, las jugadoras cacereñas pasaban a una sala reservada en la que les esperaban las manos de José Moreno Perry, uno de los fisioterapeutas de mayor reconocimiento público en el deporte extremeño de los últimos años y que es habitual colaborador del club. Sobre la camilla se percibía una mezcla de alivio y dolor en ellas: ya se sabe que es algo que les quita las molestias a la larga, aunque sea estirando las articulaciones hasta el límite.

Mientras, Jacinto Carbajal controlaba todo con una media sonrisa, intentando no transmitir un exceso de tensión. Pero el entrenador no sabe hacer otra cosa que no sea competir al máximo a través de la exigencia, de darlo todo. Su confianza es total en sus dos colaboradores más íntimos, el ayudante Jesús Sánchez y el preparador físico Javi Gómez. También estaba el director deportivo del club, Miguel Guillén, y a última hora de la tarde llegó el presidente, Alfonso Sánchez, al que su trabajo en Madrid no le permitió unirse antes. Muy integrado en la expedición estuvo Julio Martínez, copropietario del restaurante El Montaíto, donde suelen almorzar las jugadoras. Todos a una para un gran día.