El dombenitense Víctor Valadés, conocido como ‘Pichí’, cumplió el pasado mes de diciembre 36 años. Es un veterano de las pistas, pasando por el Don Benito, el Badajoz Voleibol, el Miajadas y esta última temporada recaló en el Electrocash Cáceres, donde ha sido pieza fundamental. Sin embargo, una inoportuna lesión el ligamento de su rodilla le ha obligado a ver los últimos partidos desde la grada. Ayer anunció su retirada a través de un comunicado del club cacereño de la Superliga 2.

«Las lesiones son compañeras de viaje de cualquier deportista. Todos hemos pasado alguna vez por esta situación. Cuando estás lesionado adquieres una gran capacidad de soportar el dolor, pero cuando éste te impide continuar, te invaden multitud de sensaciones, rabia, desesperación, tristeza y en mi caso, sobre todo, frustración de no haber podido ayudar a mis compañeros en el último tramo de la competición», apunta.

TRABAJO Y DEPORTE / Según sostiene, «compaginar mi trabajo de profesor en el colegio, mis clases de Educación Física y los viajes desde Don Benito a Cáceres para entrenar o ayudar a mis compañeros durante las últimas semanas en estas circunstancias ha sido bastante complicado», comenta el jugador, contento pese a todo con el balance que hace de la temporada del equipo.

«Los malos resultados que obtuvimos en los desplazamientos a Galicia en la primera vuelta nos castigaron demasiado. Creo que teníamos equipo para estar luchando por una de las plazas para de playoff», comenta.

Según asegura, ha estado «muy a gusto» en el Electrocash. «Mi adaptación al grupo y a la categoría fueron muy buenas desde el principio. Siempre hay partidos mejores y peores, pero creo que he sido muy regular y he intentado siempre aportar en las diversas facetas del juego, con una mentalidad competitiva y una actitud positiva, sobre todo en las derrotas», resume ‘Pichí’.

Respecto a la decisión de abandonar el voleibol después de concluir esta temporada, comenta que ya la tenía tomada desde antes de que se iniciase. «Aunque la ilusión y las ganas no me faltan, hay que poner en una balanza el sacrificio que supone compaginar la vida laboral y familiar, con la exigencia de la alta competición y hoy en día, para mí el resultado es ‘muchas gracias, voleibol’ y hasta siempre», argumenta.

Dentro de ese agradecimiento incluye a «todos los que en algún momento apostaron por mí y contaron conmigo, en especial a la Asociación Deportiva Cáceres, que a pesar de mis 35 años y de estar al final de mi carrera deportiva, me ha dado la oportunidad de volver a sentirme jugador en una competición como la Superliga 2, así como poder compartir una vez más vestuario con un jugador como Josele Acedo, ejemplo de deportista por su implicación y amor a este deporte. Todo club quisiera tener a alguien así con ellos».