EXTREMADURA PLASENCIA: Antonio Bustamante (7), Andre Howard (3), Guilherme Gitterer (18), Jonathan Barceló (16) y Martín Calvo (8). También jugaron Rubén Martínez (2), Mario Alvarez (0), Roberto Rueda (7), Chema del Río (0) y Javier Cardito (0).

BARCELONA: Reginald Andrew (9), Carles Marzo (11), Joan Creus (11), Eduard Jiménez (7) Jordi Mas (4). También jugaron Michel Acosta (1), Angel Aparicio (2), Chema Marcos (4), Joseph Pérez Tomás (3) y Souleymane Drame (0).

ARBITRO: Terreros San Miguel y Valle Iglesias. Descalificaron con doble técnica al entrenador Borja Comengue (min.19) y eli4minaron a Michel Acosta (min.39).

MARCADOR POR CUARTO: 15-21, 39-28 --descanso--, 52-36 y 61-52 --final--.

No fue el partido perfecto, tampoco fue vistoso, más bien todo lo contrario, espeso, extraño y falto de calidad. No estuvo exento de lucha, pero sí de acierto, la victoria tampoco fue épica, sino sombría. Pero se ganó y es lo que realmente cuenta para la clasificación y para espantar definitivamente esa ansiedad que atenazaba al Plasencia en su propia casa. El 61-52 ante el Barcelona supone un gran alivio mental.

Y eso que no se las prometían felices los de Gomariz al inicio, de nuevo dormidos, donde todo lo preparado durante la semana se fue al traste ante la baja de Sekulic. La improvisación se pagó con un primer cuarto igualito a los vistos en los últimos cinco encuentros en La Bombonera. El imberbe Barcelona se fue con 21 puntos anotados merced a la poca intensidad defensiva local y a que Barceló fue maniatado.

Todo cambió radicalmente al inicio del segundo. Un parcial de 16-0 rompería definitivamente el partido. Ocho minutos tardaron los de Borja Comengue en anotar, ocho cambios hizo el técnico catalán en esos minutos, incapaz de parar la avalancha desatada, incluso fue descalificado por los árbitros ante sus protestas, que fueron más bien lamentos ante la incapacidad de los suyos. Al descanso un apacible y reparador 39-28 reflejaba el marcador.

El 0-5 tras la vuelta de vestuarios no asustó a un Plasencia muy superior en el rebote. Con la máxima ventaja (+16) se llegó al tramo decisivo. Y el miedo se reflejó entonces en el Plasencia, que tardó cinco minutos en anotar (1-9). Había un sudor frío que paralizaba a los locales que parecían que no se creía que podían acabar con su mal fario. Pero Barceló lo certificó con dos canastas seguidas. Victoria al fin, tres seguidas que colocan a Plasencia en situación de pelear por todo.