ESPAÑA - 1: Iker Casillas; Sergio Ramos, Marchena, Piqué, Capdevila; Xabi Alonso, Xavi (Busquets, m.80), Cazorla (Silva, m.66), Mata; Fernando Torres y Villa (Guiza, m.74).

IRAK - 0: Mohammed Kassid; Salam Shaker, Mohammed Ali, Fareed, Ali Hussein, Basem Abbas; Muayad Khalid, Nashat Akram, Samer Saeed (Kareem, m.59), Hawar Mulla (Karrar Jasim, m.69); y Alaa Abdul (Mahmoud, m.79).

GOL: 1-0, m.55: Villa.

ARBITRO: Matthew Breeze (Austria). Mostró cartulinas amarillas a Xabi Alonso y Marchena por España, y a Basem Abbas por Irak.

INCIDENCIAS: Segunda jornada del grupo A.

España accedió a semifinales de la Copa Confederaciones gracias a un testarazo de David Villa, que derrumbó el muro de una defensiva Irak, y dejó a la roja a las puertas de convertirse en la mejor de la historia, a un solo encuentro de igualar la racha de partidos invicta de Brasil.

En toda gran competición, una selección no mantiene nunca la misma regularidad. España tuvo su día tonto ante Irak. Lo que antes costaba una derrota humillante, lo solventó sin brillantez pero con un dominio aplastante. Sin un solo segundo de sufrimiento.

Sonaba el himno nacional de Irak cuando tres globos ascendieron hacia el cielo con la bandera de un país que se reconstruye, que intenta borrar las huellas de la guerra, donde el fútbol fue vía de escape para una generación que vive en la Copa Confederaciones su momento de gloria.

IRAK, SOLO DEFENSA Un sabio del fútbol vivía su gran día. Bora Milutinovic comparó la actual España, la de los récords, con aquella Brasil de la década de los 70. Por fútbol, toque y resultados. Ante la maquina roja no le quedaba otra alternativa que replegar a su equipo. Crear un ejército defensivo para anular las armas de su rival.

Consiguió que España perdiese su identidad por momentos. Se alejase del alto ritmo de juego que devora rivales. Que con diez hombres por detrás de la pelota, los espacios se empequeñeciesen hasta la mínima expresión y solo chutase a puerta en dos ocasiones en el primer acto. Cazorla blando desde la frontal y un cabezazo de Capdevila que costó detener a Kassid.

La defensa de cinco de Irak provocó cambios. Pensaba Del Bosque que abriendo el campo con Cazorla y Juan Mata, los extremos nutrirían de balones a Fernando Torres y David Villa. Se olvidó el seleccionador del estado de gracia de Cesc Fábregas. Y el gran perjudicado fue Xavi. Le faltó un socio en corto.

El ritmo bajo lo marcó Irak. España no supo romperlo. Solo el ímpetu de Sergio Ramos decantó el campo hacia la derecha. La izquierda, sin Albert Riera, no existía. No hay mejor forma para cambiar la dinámica de partidos en los que el rival renuncia al balón, que tocar con velocidad y los largos desplazamientos. Xabi Alonso debía ejecutarlos. Su bota es un guante, pero no había frescura en las alas para romper el orden del rival.

Irak estaba cómoda en su papel. El mismo número de cambios que hizo Del Bosque lo repitió Milutinovic. Cuatro modificaciones. Todas ofensivas. Renunciando al ataque sacrificando a su estrella goleadora Jassim Mahmoud, junto a su pareja Imad Mohammed. El contrataque como apuesta para el milagro. Lentitud en sus posesiones. Balones para Akram para matar el partido y la pelea de Alaa Abdul, solo ante Piqué y Marchena.

El nuevo papel de grande del fútbol mundial de España le pone en el camino este tipo de partidos. Es una consecuencia del éxito. Ramos supo romper en dos trazos la disciplina táctica de Irak. Buscó siempre a Villa y lo encontró con un medido centro cruzado que el Guaje pateó al lateral de la red.

VILLA, GOLEADOR Su momento estaba por llegar. Solo el gol puede alegrar los días difíciles que está viviendo Villa. Deseoso de recibir la llamada que confirme su traspaso al Madrid. Lo encontró en el momento que más lo necesitaba. A los 10 minutos de la segunda parte. Cuando las ordenes surtían efecto y la movilidad de sus piezas comenzaban a descuadrar al rival.

Cazorla dejó la banda para hacer daño entre líneas, en la banda izquierda hubo superioridad de Mata y Capdevila, y el primer centro medido del lateral lo convirtió Villa en su tercera asistencia del campeonato, con un testarazo ajustado al palo.

Remató libre de marca, en el único despiste de los tres centrales, para convertirse en el segundo máximo artillero de la historia de España (30 goles en 46 partidos), para sentenciar un partido rocoso.

Irak no tenía calidad para reaccionar. España no pierde su estilo ni en los peores momentos. La roja se acercó a la historia en la ciudad de la rosas y sella su pase a semifinales a falta de un partido para el final de la fase e Irak dejando para el último partido, ante Nueva Zelanda, sus opciones de adueñarse del segundo puesto. Los cánticos sudafricanos resonaban. El sonido de las trompetas no paró en el Free State Stadium de Bloemfontein