Sin presión añadida y con una dosis de moral que ha crecido aparejada a los positivos resultados. Así afronta hoy el Cáceres 2016 el partido en el pabellón Pisuerga de Valladolid (20.30 horas), que significará el último compromiso de un año que ha terminado por consolidar y ver crecer el floreciente proyecto que unos pocos empresarios locales emprendieron en el 2007.

Dos ciudades históricas en el baloncesto nacional, enfrentadas en numerosas ocasiones a lo largo de los años 90 e inicios del nuevo siglo y objetivos similares si se tienen en cuenta las declaraciones de sus directivos. Tanto en Valladolid como en Cáceres se piensa que, hoy por hoy, económicamente no es viable subir a la ACB, una posibilidad que se mira con el rabillo del ojo pero de la que no se quiere hablar directamente porque el miedo al abismo surge cual resorte.

Las vidas paralelas de ambos llevan a confrontar sus rachas actuales, que en el caso de los locales se extiende a cinco victorias seguidas, por tres de los extremeños. El grupo de Porfirio Fisac (técnico formado realmente en Extremadura que después ha llevado incluso a la ACB a San Sebastián) aparece como un bloque muy físico, del que Manuel Piti Hurtado destaca su poder defensivo. "Tienen un nivel defensivo alto", resaltó Hurtado horas antes de subirse al autobús que les llevaría a Pucela por la tarde.

COMPETITIVIDAD RIVAL El Cáceres, que sigue sin poder contar con Moss y Panadero (éste sigue su recuperación a buen ritmo), ve factible vencer en el Pisuerga, aunque el técnico visitante avisa de la competitividad del rival. "Por poco margen, pero han sacado partidos muy importantes. Están en el buen camino para ascender; después de 25 años en la ACB, le piden subir. Les está dando buen resultado haber fichado a tres bases".

Hurtado subrayó el hecho de que el Valladolid juegue con nueve hombres, de los cuales siete son de nacionalidad extranjera, y que los dos nacionales (Puyada y el canterano Sergio de la Fuente) están ayudando al grupo con mucho protagonismo.

Por su parte, el base Tomás Bellas, héroe del pasado viernes, declaró sentirse muy esperanzado de cara a este encuentro. "Será complicado, pero vamos con muchas ganas. Yo personalmente estoy muy contento con mi rendimiento y muy fresco físicamente por haber jugado menos que muchos de mis compañeros". Bellas dijo que el equipo se siente globalmente cansado, entre otras cosas, por las prolongadas ausencias de Moss y Panadero, dos de los hombres importantes del bloque.

Mientras, el ala-pívot argentino del Valladolid, Víctor Baldo, reconoció que "el equipo ha aumentado la confianza en sí mismo y eso se ha traducido en una mayor comunicación y compenetración en la cancha y en una mejor capacidad para leer los partidos". Pero dejó claro que, a pesar de haber logrado una clara progresión, "aún no hay nada hecho" y advirtió que el rival de su equipo, el Cáceres 2016, "es un conjunto muy compacto, que cuenta con jugadores de gran calidad y, por tanto, deberemos estar a nuestro mejor nivel para ganarles".