Hacía mucho frío en la calle, pero el pabellón hervía. Era el último descansillo, los árbitros acababan de anular una canasta a Johnson y el público estaba en pie y clamaba: "¡Fuera, fuera!". En ese momento se acabaron las tonterías: a base de palmas de tango, presión ensordecedora y un emocionante ¡Cáceres, Cáceres!, el equipo se puso las pilas, la afición lo llevó en volandas y otra victoria al zurrón.

Era viernes, jugaba el Cacereño en la tele, tocaba la Orquesta de Extremadura en el Gran Teatro y llegaba El Club de la Comedia al Auditorio, pero el espectacular Cáceres de esta temporada está arrastrando otra vez a los cacereños y los 2.000 fieles no fallan. Esta vez, además, había muchos niños: disfrutaban con Jorgito, la mascota dragón; rodeaban a Sallier, que comía pipas, les hacía carantoñas como un oso meloso y bebía refrescos, y al final invadieron la pista y admiraron a sus Cazorla, Oscar y compañía como si fueran triunfitos .

Los 36+14 colocaron una pancarta alusiva a la capitalidad cultural: "Cáceres 2016". Algunos kamicáceres se encasquetaron gorros escoceses. Se vendía el nuevo pin del Cáceres DT a un euro. Se vieron más contraataques espectaculares que en toda la temporada pasada. La fiesta acabó con el canto del Redoble ... ¿Hay quien dé más los viernes por el mismo precio?