La primera consecuencia para el fútbol extremeño es que, en principio, el Villanovense --tercer clasificado del grupo XIV-- hereda la plaza del Mérida en el grupo II de Segunda B. Pero lo hace muy provisionalmente y sin demasiados visos de que pueda mantenerla. Solo será así si el Mérida inscribe a su equipo en la Tercera División, lo que, según se ha afirmado, resulta poco probable ya que tendría operatividad económica ni posibilidad real de ascender debido a que si lo hiciese volvería a encontrase con las deudas que ahora le han hundido.

Así pues, y según la normativa de la Federación Española, si el Mérida desaparece la plaza ya no la ocupa un extremeño, sino el mejor clasificado entre los que no lograron el éxito en la última fase de ascenso, que en principio sería el Castillo.

Sin embargo, la Federación Extremeña de Fútbol y el propio Villanovense ya han mostrado su interés en luchar porque ese puesto en Segunda B no se pierda para la región y están dispuestos a mover sus piezas.

Juan de Dios Monterde, presidente de la territorial, ya se ha mostrado públicamente dispuesto a ayudar en lo que haga falta, si bien parece complicado porque se supone que clubs como el Castillo también intentarán hacer valer sus derechos.

El Villanovense ha frenado su política de fichajes a la espera de saber en qué categoría militaría y tendrá que seguir esperando.