Cada partido que juega hay que poner al día las estadísticas goleadoras. La voracidad de Cristiano Ronaldo no tiene límites y sólo la alargada sombra del Barcelona pone freno en el madridismo a la ilusión de que acabe como abanderado de una temporada triunfal. Mientras la directiva y el entrenador acercan posturas en torno a la posibilidad de remendar el agujero que deja la lesión de Higuaín en el ataque blanco, la estrella portuguesa dispara sus prestaciones, ya sea como segundo delantero o como principal referencia ofensiva cuando Benzema es sustituido, algo de lo que Mourinho ha hecho norma.

Con su gol al Atlético, Cristiano suma ya esta temporada 31 en 28 partidos (22 en Liga, 4 en Liga de Campeones y 5 en Copa). Unas cifras al alcance de muy pocos, si acaso de Messi, que deslumbran aún más cuando se enmarcan en el balancedesde su llegada al Madrid: 64 tantos en 63 partidos oficiales con la camiseta blanca, de ellos 48 en 46 encuentros de Liga. Nadie osa poner en duda la rentabilidad de un fichaje que se fue hasta los 96 millones de euros en 2009.

Todo lo contrario. Directivos, técnicos, compañeros y aficionados se agarran desesperadamente a sus prestaciones y a su carácter ganador con la esperanza de que les lleve hasta donde por el momento no les lleva el juego como equipo.

Dejó muy atrás sus registros en el Manchester y va camino de destrozar el récord liguero de Zarra y Hugo Sánchez, con 38 goles, además de superar el mejor arranque en la historia blanca, que estaba en poder de Puskas, con 55 en 61 partidos.

No es extraño que Valdano se deshaga en elogios hacia él. "No le cambiamos por nadie. Es una bendición para el madridismo. No se le puede pedir más porque siempre aparece cuando más se le necesita", dijo el director general tras su triplete al Villarreal, el cuarto desde que llegó, además de los cuatro que clavó al Racing. Palabras que no reflejan lo que le ocurre cuando toca el Barça, ante el que se le espera todavía. No se ha estrenado contra los azulgranas ni contra el Sporting.

Puede que una de las claves de su pobre rendimiento ante el Barça esté en la información que en su día aportó Piqué a Guardiola sobre él. Coincidieron en el Manchester y el central dice conocerle a la perfección. "Me sé todos sus trucos porque lo tuve como rival a diario en los entrenamientos. Con todo, eso no garantiza nada porque es muy completo", ha dicho Gerard en la revista holandesa Voetbal. También le recuerda como alguien "afable y divertido; sí, le resulta difícil resistirse al espejo, pero es un buen tipo, sin duda".