El Cáceres vuelve hoy a los entrenamientos con las incógnitas de cómo responderán físicamente Kevin Thompson y Juan Antonio Orenga. Pero, mucho más allá de los problemas deportivos puntuales, el retorno al trabajo estará marcado por la galopante crisis económica de la entidad, tan agudizada que cada día que pasa el panorama se ve más negro desde todos los ámbitos que se plantee. Y es que en 19 días --el 11 de marzo-- se sabrá si el histórico club extremeño tiene alguna posibilidad de sobrevivir en una junta de accionistas determinante para el futuro de la sociedad.

Durante los primeros meses con problemas de cobro, al menos los jugadores nacionales y comunitarios mostraron su comprensión e insistieron en dar un tiempo para que se resolvieran los problemas. Sin embargo, durante las últimas semanas y pasados los meses, las sucesivas declaraciones del técnico y los propios jugadores (Ferrán López en este mismo diario la pasada semana daba las claves) dejan traslucir que al equipo le puede afectar la inestabilidad reinante.

El presidente, José María Bermejo, ya ha mostrado también su pesimismo, aunque insista en que luchará hasta el final buscando algún tipo de salida.

Sus expresiones de "pasotismo" y "estamos solos", para hablar gráficamente del ambiente que rodea al club, da la imagen de la situación planteada, sin duda la más complicada en la historia de la entidad en la élite.