Gira... La rueda gira y hoy, como hace casi 20 años, la vida de José Luis Vecino Macías sigue rodando igual. Así, la bicicleta ha ido ganando terreno día a día en todos los ámbitos de su existencia: trabajo, amigos e incluso familia.

El año 1986 marca el kilómetro cero en la etapa deportiva de este cacereño. Mientras el estadounidense Lemond arrebataba al pentacampeón Hinault su sexto Tour en las puertas de París, José Luis Vecino daba sus primeras pedaladas en el circuito amateur extremeño.

"Empecé sin equipo, corriendo de forma individual, con una única botella de agua para toda la etapa y sin asistencia técnica", narra desde su memoria, como si en sus palabras se proyectasen viejas y amarillentas imágenes de un ciclismo que, aún por entonces, "nada o poco había evolucionado respecto a los años 60".

Serio, descubre sus cuatro grandes hitos, como cuatro míticos puertos: primero los dos subcampeonatos en la Vuelta a Extremadura (1996 y 1999); después, una clásica en la que un error de la Guardia Civil, que se confundió de trayecto en un cruce cuando guiaba al grupo de escapados que lideraba el propio José Luis, le privó de la victoria; y por último, logró en 2001 ser campeón de Extremadura, categoría Máster.

UNA FORMA DE VIDA

La bicicleta ha llegado a marcar tanto el ritmo de su vida que hace cuatro años abandonó su trabajo en una clínica óptica para hacerse cargo de Bicicletas Cáceres, tienda que nació en 1997.

Ahora Banesto y ONCE desgastan las últimas ruedas antes de desaparecer del pelotón profesional mientras que equipos modestos de aficionados como el de José Luis Vecino recurren a la autofinanciación para cubrir los gastos de la veintena de competiciones en las que participan cada año. Humildad es la palabra clave para este auténtico enamorado del mundo del ciclismo.