Hay tipos que aún sin hacer nada, sin decir ni una palabra, generan mal rollo. Ha sido saber que Max Mosley no seguirá al frente de la FIA y, de repente, la F-1 ha recuperado parte de lo mucho que había perdido en la primera mitad de la temporada: hay lucha por el título entre los Brawn y los Red Bull, los Ferrari regresan al podio, el McLaren de Hamilton se coloca líder en la primera curva, el Renault de Fernando Alonso marca la vuelta rápida. Esto es otra cosa. Tiene más que ver con el grandioso Ari Vatanen, uno de los más espectaculares pilotos de la historia de los rallys, que anunció en el paddock de Nurburgring algunos de sus planes de regeneración si es elegido presidente de la FIA. Solo hay que esperar, como ha hecho Mark Webber, un tipo profesional, honesto, valiente, que sumó la primera victoria de una trayectoria que acumula ya 130 grandes premios desde su debut en la temporada 2002.

Ni siquiera una sanción apartó del triunfo a este australiano que llegó a Australia cojo y con una pierna derecha casi de palo por la atrofia muscular tras ser atropellado por un coche. Sabía Webber que si mantenía el liderato en la primera curva, ganaría la carrera sin problemas, pero se excedió en las formas. Barrichello, más descargado, salió mejor y, a 200 metros de la primera curva, Webber se movió de izquierda a derecha hasta colisionar contra el Brawn. Ninguno sufrió daños, pero al australiano le costó una sanción: un paso por boxes.

NUEVO AMBIENTE Hasta esa primera curva llegó Lewis Hamilton en cabeza, tras una fulgurante arrancada desde la quinta posición en la parrilla. Se tocó con Webber y se fue por la hierba con la rueda trasera pinchada. Ahí acabó todo para él. Da igual. Verle ahí delante, aunque sea por un momento, da otro aire al campeonato. Felipe Massa, como Hamilton, aprovechó el KERS en la larga recta de del circuito germano y saltó de la octava a la tercera posición, aunque Sebastian Vettel lo pagó caro. El alemán se encontró taponado por el Ferrari en el primer relevo, perdía un segundo por vuelta respecto a su compañero Webber y toda posibilidad de triunfo se desvaneció por completo. Intentó adelantar a Felipe Massa antes de la chicane, sin éxito. En la recta, contra el KERS del mejorado Ferrari, ni si acercaba. Así que ni siquiera los 15 segundos perdidos por Webber en la sanción impuesta por los jueces de carrera sirvieron al alemán para darle caza. Pudo rebasar a Massa tras la segunda parada, pero para entonces, Webber estaba ya a 16 segundos y era muy difícil que el teutón pudiera recortar toda esa distancia que lo separaba de su compañero.

Mejoran los grandes de la F-1, McLaren, y Ferrari, pero Massa nunca hubiera llegado al podio si Ross Brawn no hubiera sacrificado a Barrichello en su intención de proteger el liderato en el Mundial de Jenson Button. Calificó regular (tercero), salió bastante mal (quinto tras la primera curva) y su Brawn nunca llegó a calentar bien los neumáticos .

ALONSO VOLO AL FINAL La maquiavélica estrategia de Brawn llevó a Rubens Barrichello a la sexta plaza de la carrera para no restar puntos a su compañero. Hasta ellos llegó Alonso, que acabó acosando a Barrichello en las últimas vueltas. Una avería en el embrague le condenó en la salida y pasó la primera curva 15º. Se peleó con Fisichella, Kubica, Glock- Su R29 desgastó en poco tiempo el primer set de neumáticos, los superblandos, pero con los de tipo medio, el coche respondió mucho mejor. En el segundo stint no pudo progresar mucho por el tráfico, pero en el terceró voló. Marcó la vuelta rápida del GP (cosa que no ocurría desde Italia-2007) y fue el único capaz de rodar en 1.33, hasta que Barrichello y Button le frenaron. Quien lo iba a decir hace tan solo dos carreras. Sin el problema del embrague el español podría haber llegado al podio. Esta es otra Fórmula 1. Y se nota bastante, sí.