La doble victoria de la estadounidense Kelli White en los 100 y los 200 metros en los Mundiales de París ha quedado ensombrecida por las sospechas de dopaje, después de que su análisis de orina revelara que había consumido un medicamento estimulante que no figura en la lista de productos prohibidos.

La revelación del "caso White" ha caído en los Mundiales como un jarro de agua fría, un día después de que el secretario general de la Federación internacional de Atletismo (IAAF), Istvan Giulay, anunciara que ninguno de los controles realizados en los seis primeros días de competición había dado positivo.

White se ha apresurado a declarar, en un comunicado, que un médico le recetó la medicina para sanar una enfermedad.