Zinedine Zidane no quiere pensar en su expulsión en la final del Mundial contra Italia por el cabezazo que propinó a Fabio Materazzi, porque en ese caso no estaría satisfecho de su carrera, y prefiere centrarse en lo que hace ahora, aunque se siente abrumado porque no deja de recibir demandas de todo tipo.

"Siempre parto del principio de que hay que guardar los buenos recuerdos y echar el resto", y por tanto "si me quedo en mi última acción, el último gesto que pude hacer en un campo, forzosamente no voy a estar orgulloso de mí", señala Zidane en una entrevista publicada ayer en France Football .

El futbolista francés considera que eso es una razón para no querer pensar en ese incidente y prefiere centrarse en "todo lo que hago, bien o mal, en la actualidad".

"Creo que no hay que pensar en todo lo que no se ha desarrollado como uno quería", insistió el deportista que asegura que "ahora ya no pienso más. Tal vez se me pasó por la cabeza en un momento dado, pero está acabado y bien acabado. Han pasado seis meses".

El deportista afirma: "creo, espero, haber contribuido a hacer el fútbol todavía más bonito".