Pequeño y con rayas verticales, siempre acompañado de una serie numérica. Presente en casi todos los productos y usado hoy en día en más de 150 países de todo el mundo. Así es el código de barras, un invento que revolucionó el mundo de la tienda, de la trastienda y de la compra. Ayer, este sistema cumplió en nuestro país 30 años.

También en 1977 se creaba en España AECOC, una asociación constituida para impulsar el código de barras, un sistema que ya funcionaba "en países como Francia, Holanda o Estados Unidos", como explica su presidente, Josep Maria Bonmatí.

"Necesitábamos unir las dos partes del proceso. Por un lado, el fabricante de productos; por el otro, el señor que iba a usar el código en la tienda. Ese era nuestro objetivo, la promoción", señala Bonmatí.

El primer código de barras del mundo era redondo. Lo crearon en 1948 Woodland y Bernard Silver, en EEUU, tras la demanda de un propietario de una tienda de comestibles que buscaba una solución para gestionar su almacén. Luego surgieron otros tipos de códigos identificativos, pero no fue hasta 1977 en que se estableció el estándar internacional del código de barras.

En España, por ejemplo, ya se habían usado otros códigos. "El propietario de una ferretería de Sant Cugat del Vallés (Barcelona) ya se había inventado un código para identificar los productos, un sistema de control. Y también alguna distribuidora de prensa los utilizaba para controlar las devoluciones", explica el presidente de AECOC.

Pero fue el 3 de octubre de 1977 cuando una cajera de un supermercado de la cadena Mercadona, en Valencia (entonces tenía solo siete tiendas, hoy más de 1.000), pasaba por el lector y vendía el primer producto identificado con código de barras estándar en España.

Era un estropajo de la marca 3M. "Fue solo el primer paso, porque hasta 1981 no se implantaría de forma masiva este sistema de identificación".

Hasta entonces, las tiendas solo sabían al final del día cuánto habían vendido, pero no qué. "Tenían que ir a ver qué les faltaba a la trastienda". Con el código de barras esto cambiaba, como lo hacía la información que recibía el consumidor (un tíquet detallado con lo que había comprado) y la velocidad por la que pasaba por caja. "El código de barras ha ayudado a la expansión de los supermercados, sin duda", explica Bonmatí.

Cada año se etiquetan en el mundo más de 130 millones de artículos con códigos de barras, más de 1.300.000 empresas lo utilizan (24.000 en España). Está presente en supermercados, pero también en hospitales y tiendas de moda, discos y libros, por ejemplo, y 100.000 artículos por segundo pasan por los lectores de todo el planeta.

"El futuro pasa por códigos de barras más evolucionados para aplicaciones concretas", explica Bonmatí. Por ejemplo, el uso de los chips como etiqueta identificativa, que permita la lectura a distancia a través de la radiofrecuencia.

Compañías como Alcampo ya experimentan con este sistema, pero siempre aplicado a la distribución o al almacenaje. "No sustituirá al código de barras en aquellos productos donde este ya funciona. La nueva tecnología complementa, no sustituye", remarca. "Porque el código de barras es el hito más importante en la evolución del comercio".