Unas 60.000 personas procedentes de los distintos estados de la Unión Europea (UE) y de los países candidatos se manifestaron ayer durante horas por el centro de Bruselas para expresar un contundente rechazo al proyecto de directiva para liberalizar los servicios, en trámite en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Ministros de la UE.

Los manifestantes denunciaron que el proyecto abre la puerta al dúmping social en la UE y supone una carga de profundidad contra los derechos laborales del trabajador. "No al esclavismo económico", indicaba una de las pancartas de la protesta. "Más empleos y de más calidad", rezaba la pancarta portaestandarte de la manifestación.

Los sindicatos, los movimientos ciudadanos y los partidos de izquierda enviaron de este modo una seria advertencia a los líderes de la UE, que se reunirán el martes y miércoles en Bruselas, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que insiste en mantener el controvertido principio del país de origen cuando se revise el texto de la futura ley europea.

DERECHOS A LA BAJA Ese principio, según el texto del proyecto, permite a una empresa ofrecer sus servicios en el conjunto de la UE mientras cumpla la legislación de su estado de origen. Los detractores del proyecto señalan que este punto provocará que las empresas de los países con menores niveles de salarios, impuestos y protección social operen en el resto de la UE, en una competencia desleal con las empresas y los trabajadores de esos otros estados con mayores derechos y coberturas sociales, lo que conduciría a una espiral a la baja de los derechos sociales en toda la Unión.

La oposición al proyecto no es sólo sindical, ya que los gobiernos de Francia, Alemania, España, Suecia, Bélgica y Luxemburgo también han expresado su rechazo al texto.

La directiva fue rebautizada por los manifestantes con el nombre de Frankenstein, en un juego de palabras con el apellido de su propulsor, el anterior comisario de Competencia, Frits Bolkestein. Los manifestantes portaban pancartas vinculando ambos nombres, y otras acusaban a Bolkestein de ser un peligro para la Europa social, con el símbolo de la calavera y los huesos típico de las señales de peligro de muerte. Bolkestein fue también objeto de numerosos eslóganes coreados por los manifestantes, como "Bolkestein miserable, el pueblo se hará con tu piel", que rima en francés.

SINDICATOS ESPAÑOLES CCOO y UGT estuvieron representados por sus dirigentes, acompañados cada uno por unos 50 delegados de las distintas federaciones de cada sindicato. "No hemos podido venir más, porque había que viajar en avión y salía muy caro", explicó a este diario uno de los delegados de UGT.

El líder de CCOO, José María Fidalgo, expresó su confianza en que el debate en el Parlamento Europeo permita corregir el proyecto inicial. "Nuestros gobernantes, si quieren legitimar a la UE, deben escuchar más a la sociedad y menos a las grandes empresas, que se defienden solas", destacó Fidalgo. "La Comisión Europea tiene que modificar de forma radical el texto para que no se pueda utilizar como un caballo de Troya para cargarse los derechos de los trabajadores", indicó a este diario el líder de UGT, Cándido Méndez.