El Royal Bank of Scotland (RBS), controlado en un 70,3% por el Estado británico, anunció ayer que podría despedir a 9.000 de sus 45.000 trabajadores en los próximos dos años, frente a los 2.700 anunciados inicialmente para el presente ejercicio. La entidad financiera ha comenzado ya a negociar las bajas con los sindicatos, pero aseguró que la cifra final sea "bastante menor" si el negocio evoluciona de forma favorable y logra pactar bajas incentivadas.

El banco encuadró la iniciativa dentro del plan de recorte de gastos que puso en marcha tras ser rescatado por el Gobierno británico y que pasa por ahorrar 2.770 millones de euros en tres años. La entidad perdió unos 27.000 millones de euros en el 2008 y su rescate ha costado 22.000 millones.