Acorex está sondeando el mercado financiero extremeño en busca de bancos y cajas que quieran hacer frente a la financiación de algunos de los nuevos proyectos de esta agrupación de cooperativas. Esta situación es también el resultado del enfriamiento en las relaciones existentes entre Acorex y Caja Rural de Extremadura, sobre todo reforzado tras la salida del Consejo de Administración de la entidad financiera del vicepresidente Fernando Blanco y el consejero José Pecellín, ambos vinculados a Acorex.

Fuentes del cooperativismo agrario en la región han señalado que la entidad extremeña podría no tener, en estos momentos, capacidad financiera para absober las nuevas iniciativas de Acorex. Entre los proyectos para los que la cooperativa de segundo grado busca respaldo económico son los del matadero de ibérico que pretende instalarse en Montánchez, la fábrica de abonos líquidos de Don Benito y una fábrica de piensos que está prevista en la localidad de La Garrovilla.

UNA TAREA DIFICIL

La búsqueda de apoyos financieros no parece fácil. La relación existente hasta la fecha entre Acorex y Caja Rural se ha convertido además en una traba para el establecimiento de los nuevos vínculos de negocios que el primer grupo cooperativo extremeño pretende establecer con otras entidades bancarias de la comunidad extremeña.

Fuentes de la Administración regional han asegurado que en la actualidad Acorex no tiene problemas económicos, pero sí financieros por la falta de liquidez para afrontar con garantías las actuaciones que el grupo cooperativo tiene en cartera. Según ha podido conocer EL PERIODICO EXTREMADURA, Caja Rural ha planteado ya algunas negativas a respaldar económicamente estas propuestas.