El tiempo se acaba pero los políticos han desarrollado la facultad de parar los relojes. El diálogo social se cerró ayer formalmente con la última reunión entre el Gobierno, los sindicatos CCOO y UGT y la patronal CEOE en la sede del Ministerio de Trabajo, pero las consultas telefónicas sobre la reforma laboral continuarán hasta el próximo domingo. Después, el Ejecutivo tendrá 48 horas para redactar el decreto que aprobará el miércoles 16.

A la sede del Ministerio de Trabajo acudieron poco antes de las ocho de la tarde de ayer los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Celestino Corbacho les recibió con un documento que resumía los acuerdos y discrepancias.

El interés del presidente del Gobierno por lograr una reforma laboral sin romper la paz social con los sindicatos, que amenazaron con la huelga general si el decreto recortaba los derechos de los trabajadores, y el escaso seguimiento del paro en el sector público el pasado martes, ayudaron a que las posiciones se suavizaran.

En un equilibrio entre las posiciones máximas de sindicatos y empresarios, el Gobierno buscará fórmulas para que las empresas reduzcan los costes del despido y los trabajadores no vean recortados sus derechos. Por eso sometió ayer a la consulta de los agentes sociales la posibilidad de crear un fondo adjunto al de Garantía Salarial (FOGASA) por el que el Estado pagará parte del despido.

Se daba por seguro la extensión del contrato de fomento del empleo, con un despido de 33 días, y la conversión de los contratos temporales en fijos. Y puede haber acuerdo sobre el plan de choque de empleo para los jóvenes y la implantación del modelo alemán.