Acomienzos de verano, cuando la morosidad daba síntomas de estabilizarse, Juan María Nin, director general de La Caixa, auguró una segunda "oleada" para el otoño. Hace unos días, con todo, matizó el pronóstico y aseguró que la pendiente que mide su crecimiento "ya no es tan inclinada", si bien remachó que era preciso tener datos más concretos. Las cifras han llegado, y no traen buenas noticias. El volumen de activos de dudoso cobro creció el pasado agosto casi tanto como en los tres meses anteriores.

La banca cerró el octavo mes del año con 90.619 millones de euros en créditos en mora, 3.096 millones más que el mes anterior, mientras que, entre mayo y julio, la cifra creció en 3.661 millones. Agosto rompió así con varios meses de contención de la entrada de activos dudosos en los balances de las entidades. De hecho, fue el cuarto mes con mayor aumento, por delante de enero (9.347 millones), febrero (5.994 millones ) y abril (4.462).

En consecuencia, la tasa de morosidad del sistema financiero volvió a crecer, hasta situarse en el 4,93%, frente al 4,73% de julio, el 3,88% de enero y el 2,52% de agosto del 2008, según los datos dados a conocer ayer por el Banco de España.

En el crecimiento de este ratio, el más elevado desde septiembre de 1996 (4,93%), intervienen dos factores. El ya citado aumento de los activos morosos (3,5%), pero también la caída de la cartera de crédito de las entidades (0,6%, hasta los 1,83 millones de euros). Es decir, que la banca soporta una cada vez mayor morosidad por los impagos de sus clientes, pero también por dar cada vez menos crédito.

MENORES DEFENSAS Una nueva ola de morosidad amenazaría la solidez y los resultados de las entidades y podría acelerar fusiones. La banca reserva unas provisiones --voluntarias y obligatorias-- para hacer frente al incremento de impagados. Si las dotaciones crecen mucho, las entidades pueden entrar en pérdidas.

Y el hecho es que el peso de las provisiones sobre los activos morosos cada vez es menor. El sector tenía en agosto 52.491 millones para afrontar el riesgo de impago, lo que supone el 57,9% de los activos en mora. Esta tasa era del 59% en julio, del 62,7% en enero y del 115,8% hace un año.

La situación es muy diferente según el tipo de entidad. De las grandes, los bancos son los que presentaron una morosidad más moderada en agosto (4,4%, frente al 4,14% de julio) y una cobertura más alta (61,7%). Las cajas presentaron unos ratios más preocupantes (5,34%, frente al 5,18%, y 52,9%).

Dentro de los segmentos más pequeños del mercado, las cooperativas de crédito siguen destacando por registrar la menor morosidad (3,77%, frente al 3,65% de julio) y las coberturas más altas (73,1%) de todo el sector. Los establecimiento financieros de crédito, por la naturaleza de su actividad, tienen la peor situación en mora (9,26%, sin variaciones) y cobertura (58,4%).

La mayoría de los expertos estiman que la morosidad crecerá a un ritmo creciente en lo que queda de año, para cerrar el ejercicio en entre el 5,5% y el 6%. Sin embargo, la fundación de las cajas de ahorro (Funcas) afirmó hace unas semanas que podría estar entre el 7% y el 8%.