El gigante holandés Ahold desató ayer el mayor escándalo de contabilidad que se ha producido hasta ahora en Europa. Los responsables del hólding, la tercera empresa de distribución del mundo y dueño en España de los supermercados Supersol, admitieron que las cuentas de su filial estadounidense US Foodservice se han inflado en más de 500 millones de euros (83.193 millones de pesetas), por lo que han tenido que rebajar las previsiones de beneficios entre el 15% y el 20%.

El escándalo le costó ayer la cabeza al presidente de la compañía, Cees van der Hoeven, y su mano derecha, el director financiero Michael Meurs. La doble dimisión no evitó el desplome de Ahold en la bolsa. Sus acciones perdieron casi un 65% y arrastraron a los índices europeos.

Después de los fraudes detectados en empresas norteamericanas como Enron y WorldCom, Ahold es la primera compañía europea que protagoniza una inflación artificial de sus cuentas. El problema viene precisamente de su filial en EEUU, un mercado que aporta el 60% de los ingresos de Ahold. La empresa madre también ha descubierto irregularidades, aunque de menor cuantía, en sus filiales de Argentina (Disco) y Portugal (Jerónimo Martins).

Para tranquilizar a sus accionistas, Ahold anunció que ya ha pactado con los bancos un crédito de 3.100 millones de euros (515.796 millones de pesetas) para mitigar el escándalo, pero la imagen del grupo ha sufrido un revés irreparable.