El sector textil afronta dividido la delicada situación causada por la invasión de ropa asiática a precios reventados. El ala dura de la patronal ha rechazado un preacuerdo sobre el convenio colectivo que supone la ruptura de la negociación con los sindicatos y el bloqueo de un nuevo plan anticrisis que prepara el Gobierno. La tensión se centra en la posibilidad de facilitar y extender la congelación salarial a las empresas con pérdidas.

El preacuerdo sobre la cláusula para no aplicar el incremento salarial pactado, llamada de descuelgue, prevé una reducción del plazo de negociación a 15 días y un mecanismo para resolver desacuerdos en la comisión paritaria del convenio o en un arbitraje, con lo que se renunciaría a la vía judicial. Los gremios en desacuerdo --los empresarios de la confección (Fedecon) y de Valencia (Ateval), y en menor medida, los algodoneros (Aitpa)-- proponen una aplicación automática y sin negociación en caso de que se demuestren las pérdidas.

El bloqueo de la negociación ha dejado paralizadas las medidas que prepara el Ejecutivo para ayudar al sector a digerir la liberalización del comercio y unos incrementos de las importaciones textiles de China de hasta el 1.009%, en el caso de los pantalones, de enero a marzo.

El secretario general de Industria, Joan Trullén, se ha mostrado abierto a estudiar "todo tipo de instrumentos" para amortiguar los recortes de plantilla. El sector demanda más facilidades para las prejubilaciones.

El Gobierno tiene ya en marcha un plan anticrisis en el sector textil que prevé subsidios especiales por la suspensión de contratos durante tres meses, que reciben unos 2.500 trabajadores, y más ayudas por investigación y desarrollo.

Los sindicatos CCOO y UGT decidirán la próxima semana las acciones de protesta que convocarán, encaminadas a explicar con movilizaciones en la calle y en las empresas las razones de la ruptura de la negociación, según Carmen Expósito, de CCOO.

La patronal ha recomendado una subida salarial del 2% con efecto desde enero pasado a cuenta del incremento que se acuerde finalmente. Pepi García, de UGT, destacó la importancia de no dejar pasar el tiempo con tantos empleos en juego.