Mientras los rostros políticos de la salvación de último segundo de Opel siguen felicitándose, los encargados de poner ceros a la operación manifiestan sus dudas respecto al futuro del fabricante alemán. En una reunión excepcional de la comisión presupuestaria alemana, el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, insistió ayer en que la operación sigue conllevando riesgos y que la supervivencia de Opel no está garantizada.

Steffen Kampeter, experto de la CDU de Merkel, dijo que Steinbrück había dejado claro que la opción de la insolvencia no está descartada por completo, ya que no se puede saber qué pasaría si Magna abandona por falta de entendimiento con GM.