Alemania está dispuesta a aprovechar cualquier oportunidad para rebajar el déficit público, aunque sea a costa de recortar el estado del bienestar. El canciller alemán, Gerhard Schröder, anunció esta semana que presentará una reforma más profunda de la sanidad pública, que sufre un déficit crónico, después de haber logrado un preacuerdo con la oposición. El partido ecopacifista Los Verdes, socio menor de la coalición que gobierna en Alemania, sorprendió a todos con una solución al problema de financiación similar a la aplicada en Suiza. Cada vez son más las voces socialdemócratas y cristianodemócratas a favor de la idea, ante un déficit público que se aproxima a los 3.000 millones de euros.

La formula consiste en que en el futuro se establezca un "seguro ciudadano" que todos pagarían por igual, ricos y pobres, parados y empleados. El Estado completará la cuota de aquellos que no puedan pagarla en su totalidad. "El sistema no dependería más de los trabajadores y se eliminarían los costes del trabajo, porque la seguridad social dejaría de financiarse como ahora, un 50% de los trabajadores y otro 50% de los empresarios", dijo el ministro verde de Exteriores Joschka Fischer.

AYUDA SOLIDARIA

"El problema central es que se ha quebrado el sistema de bienestar basado en la ayuda solidaria de los empleados a quienes no pueden trabajar o no disponen de una ocupación. Para que el sistema funcione, la ocupación debe ser mayor, pero el país vive un paro masivo", opina Alfred Pfaller, de la Fundación Friedrich Ebert.

Hans Bülow, principal asesor para la reforma sanitaria del Gobierno de Schröder, afirma que "el cáncer del sistema se desarrolló con celeridad en los últimos 25 años, debido a la resistencia de los grupos de interés, como la industria farmacéutica y los médicos, que sistemáticamente impidieron los cambios estructurales en el sector por el permanente alza de los costes". La situación se agravó con la reunificación alemana, opina Bülow, "al ingresar en el sistema de la seguridad social 16 millones de ciudadanos que no habían cotizado, en su mayoría sin trabajo y que comenzaron a disfrutar de iguales beneficios".

Los últimos cinco años se convirtieron en especialmente críticos con una subida permanente de las cuotas del seguro médico. Las aseguradoras terminaron el año con más de 3.000 millones de euros de déficit.

Para más desastre, las nuevas tecnologías médicas encarecen los costes, y envejece la población al tiempo que sube el desempleo. Con 4.300.000 parados, Alemania ha reducido el número de personas que cotizan en el sistema. Con el fin de evitar el colapso total, Schröder propuso una primera batería de reformas y cambios drásticos en sanidad, con medidas para ahorrar 9.900 millones de euros (1,6 billones de pesetas) el próximo año y colocando el grueso de la carga sobre las espaldas de los asegurados, que deberán contratar seguros especiales para pagar prótesis dentales y poner dinero de su bolsillo para acudir al médico.

CAMBIO RADICAL

La poderosa industria farmacéutica y los médicos vuelven a salir bien parados ya que, según ese primer plan, serán los usuarios quienes hagan los mayores sacrificios. Sin embargo, los críticos aseguran que las reformas son todavía mínimas y que se debe ir a un cambio radical para detener la crisis. El segundo plan de Schröder promete llegar en un momento esperanzador para la economía alemana. "Cada vez son más las cifras y pronósticos de institutos nacionales e internacionales que apuntan a una reactivación de la coyuntura", afirmó Schröder. Estas palabras se corresponden también con la apreciación de los empresarios. Además, según las encuestas, la población confía en que la situación mejore en el 2004.