Cerca de 30 millones de tarjetas de crédito defectuosas tendrán que ser reconfiguradas, según anunció ayer la Comisión Central de Crédito (ZKA, en siglas alemanas), aunque las entidades financieras se resisten a sustituir las tarjetas, porque el cambio tendría un coste muy elevado.

Las tarjetas, que se han puesto en circulación con el nuevo año, están bloqueadas debido a un error informático en el chip que llevan incorporado que impide leer correctamente el año 2010. El cambio de plásticos tendría un coste de unos 300 millones de euros, según algunos expertos, por lo que primero se va a intentar solucionar el problema con la reprogramación del chip.

Muchos cajeros y terminales de comercios no aceptan, desde el pasado 1 de enero, alrededor de la tercera parte de las tarjetas de crédito y débito emitidas en Alemania.