La presión ejercida por la crisis y los estamentos políticos y económicos sobre las cajas ha acabado por calar en el sector. Las entidades no solo han variado su punto de vista sobre lo inevitable de una reestructuración, sino que algunas de ellas están dispuestas a llevar la voz cantante en las concentraciones. "Tengo libertad" para emprender fusiones dijo ayer Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid. "Hemos contemplado todos los supuestos. Si se da la oportunidad, lo haremos", expuso José Luis Olivas, presidente de Bancaja.

La segunda y tercera cajas españolas no pudieron ser ayer más claras sobre su voluntad de participar en procesos de unificación. Pero su criterio no es respaldado por la primera del sector. La Caixa fue la única de las tres entidades que intervinieron en el curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en Santander, que manifestó no estar interesada en los procesos de fusión. "No vamos a entrar en esto, tenemos un plan estratégico que seguir y nuestro problema es de expansión internacional. Es ahí donde debemos actuar", dijo Juan María Nin, director general, durante el curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de la capital cántabra.

INFORME DEL FMI Aunque descartó la participación de la entidad que dirige en los procesos de concentración en el sector, Nin dejó claro que, según sus cálculos, sobra entre el 20% y el 25% del sistema financiero español. Y es que el 20 parece ser la cifra clave sobre la que debe resolverse la reestructuración del sistema. Pues 20 son las entidades que van a necesitar capital --unos 3.500 millones de euros en los próximos años--, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que mencionó el presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás. Ese número de entidades representa aproximadamente el 20% del sistema financiero español.

Frente a las cajas con mayores dificultades para mantener el ritmo de beneficios, algunas dicen contar con una salud suficientemente sólida como para tener un papel proactivo en la reestructuración. "Puede que el sistema financiero esté en pérdidas en el 2010", dijo Blesa, sumándose al anuncio realizado poco antes por Quintás en el sentido de que el sector tendrá números rojos el próximo año.

"Pero Caja Madrid no los tendrá", vaticinó. En ello se amparó el presidente de la caja madrileña al exponer su disponibilidad para participar en concentraciones, que tan solo tendrían sentido si tuvieran carácter interterritorial. La firma que preside no tiene a ninguna otra caja dentro de su territorio con la que llegar a acuerdos. Señaló que el grado de solapamiento en fusiones de una misma comunidad desaconseja que estas se produzcan dentro de la misma región. La idea es compartida por Olivas. "No tiene ningún sentido que nos fusionemos con la CAM. Hay solapamiento de redes y se concentra el riesgo en los mismos clientes", sentenció.

EVITAR EL VETO Ambos presidentes consideraron necesario que los gobiernos autonómicos no puedan imponer el veto a las fusiones entre cajas de comunidades diferentes, una circunstancia que intentará evitar el Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria (FROB), según expuso la ministra de Economía, Elena Salgado. Sin embargo, tanto el presidente andaluz, José Antonio Griñán, como el catalán, José Montilla, defendieron ayer el papel político de sus parlamentos sobre las cajas. Griñán, por ejemplo, explicó que tras su entrevista con el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le había quedado claro que las fusiones dependerán de las autonomías. Montilla aseguró que su gobierno defenderá sus competencias sobre las cajas.