Panrico-Donuts, La Caixa y el fondo de inversión Apax Partners anunciaron ayer que han llegado a un preacuerdo para la venta de 75% del capital de la empresa alimentaria española a la firma inversora. La operación se confirmó ayer, aunque ninguna de las intervinientes aclararon las no pocas dudas que hay con respecto a la venta.

El acuerdo alcanzado en la madrugada del jueves no supone la transacción de la totalidad del capital del grupo, si bien fuentes consultadas insisten en que la familia Costafreda, que controla el 53% del capital, venderá su participación completa, lo que no ocurrió ayer, ya que retiene el 10%. La Caixa, por su parte, se desprende del 32% que tenía, y se prevé que el Banc de Sabadell (5%) y el resto accionistas --que sumarían hasta un 10%--, que no participaron en la reunión del jueves, se adherirán al acuerdo más adelante.

La operación completa se cerrará en otoño. Entonces, los Costafreda venderán toda su parte, pero se reservan el derecho de recomprar hasta un 20% en el futuro. El Sabadell se sumará a la operación y se intentará convencer a los pequeños accionistas para que también vendan. El pacto, además, implica que Albert Costafreda mantendrá la presidencia del grupo, y Joan Cornudella será nombrado consejero delegado.

POCA TRANSPARENCIA Tampoco trascendió oficialmente ayer el precio de la operación, aunque las fuentes consultadas explicaron que el acuerdo valora la compañía en 900 millones de euros (149.747 millones de pesetas). Aunque de esa cifra debe descontarse la deuda del grupo, que tampoco se ha divulgado. Una vez contabilizada, los accionistas podrán conocer las plusvalías que obtienen de esta operación. En este sentido, cabe mencionar que La Caixa entró en el capital de Panrico en el 2001, con una inversión de 126 millones. Ahora, su participación tendría un valor de 288 millones, aunque hay que descontar la deuda.

Según las fuentes consultadas, ha sido la presión de La Caixa la que ha hecho que Albert Costafreda buscara un acuerdo más favorable que el que en principio había alcanzado con una sociedad de capital riesgo, que valoraba a Panrico en 700 millones de euros. La Caixa insistió en que se abriera una puja a la que acudieron varios fondos y sociedades de inversión.

LARGA DEMORA Desde que trascendió la oferta de Apax hasta el cierre provisional de la operación ayer se ha producido una larga demora, que algunas fuentes atribuyen a las presiones de Costafreda para mantener la presidencia de la compañía, aun después de haber vendido.

Esas fuentes insisten en que La Caixa no se ha sentido cómoda con la transacción, ya que cuando entró en el capital de Panrico --como en Caprabo--, pretendía apoyar al tejido industrial catalán para desarrollar su actividad, no para venderla. La entidad, no obstante, no desdeña las plusvalías que obtendrá.

Nicolás Bonilla, socio director de Apax, dio ayer su respaldo al actual equipo gestor, que estará al frente de la compañía.