En la que ya ha sido calificada en Argentina como "la reestructuración más compleja de la historia", el Gobierno del presidente Néstor Kirchner propuso ayer a los acreedores externos pagarles con una quita promedio del 75% del valor actual de la deuda que se dejó de abonar tras la crisis del 2001. Argentina pidió a su vez tres años de carencia antes de comenzar a cancelar sus compromisos y unos plazos de pago de hasta 35 años.

Roberto Lavagna, ministro de Economía, y el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, anunciaron la iniciativa en Dubai, en el marco de la reunión del Fondo Monetario Internacional. Lavagna reconoció que tal vez la oferta "no cubra todas las expectativas", pero subrayó que se busca una solución "realista" y que se cumpla "de manera definitiva". Al conocerlo, acreedores privados de Italia y Alemania calificaron la oferta de "inaceptable" e "insuficiente".