Esta tarde debe materializarse el acuerdo entre la aseguradora Unipol y un grupo de accionistas de la Banca Nazionale del Laboro (BNL) para hacer frente a la OPA lanzada por el BBVA sobre esta entidad. En teoría, todo depende de los 800 millones de euros de diferencia entre lo que Unipol ofrece a los accionistas de la BNL (2,6 euros por acción) que se oponen a la entidad vasca --el llamado contrapacto-- y lo que éstos piden (2,8 euros).

Sin embargo, distintas fuentes bancarias italianas explican que, detrás de lo que parece una batalla financiera, se barajan dos juegos distintos: la pugna del banco central italiano para mantener la italianidad de la BNL y, en el trasfondo, la histórica guerra entre la llamada finanza laica y la católica. Dos polos financieros italianos que pugnan desde que el Reino del Piamonte unificó la península (1870) en un Estado y el catolicismo perdió los Estados Pontificios, que constituían la principal fuente de rentas para el Vaticano.

IGLESIA CATOLICA A consecuencia de aquellos hechos proliferaron una serie de bancos populares en manos de civiles católicos testaferros que representaron durante más de un siglo la galaxia bancaria católica y que siempre han dispuesto de una gran liquidez, lo que ha provocado guerras y alianzas apasionadas.

Unipol cuenta con un 10% de la BNL. Si consiguiera el paquete accionario del contrapacto (27,5%), superaría el 30%, y la ley le obligaría a lanzar una contra- Opa. Para conseguirlo, necesitaría 8.000 millones. Algunas fuentes aseguran que la contra- Opa no se frenaría, ya que por un lado el 4,41% de la BNL de que disponía el MPS habría sido aparcado en una sociedad de Deutsche Bank a la espera de ponerlo a disposición de Unipol. Por el otro, el Credit Suisse habría analizado su entrada en juego. Unipol negocia también la participación en la OPA de la poderosa multinacional Liga de las Cooperativas (excomunista).