Desde que estalló la crisis, las entidades financieras han criticado de forma más bien velada la lentitud con la que, a su juicio, el Gobierno y el Banco de España afrontan los problemas del sector. Pero la intervención de Caja Castilla La Mancha (CCM) les ha colocado en el centro de una peligrosa tormenta política y social, y los bancos y cajas reaccionaron ayer pidiendo al Ejecutivo y al supervisor que corten de raíz la situación y aceleren el plan para facilitar su reestructuración.

Las patronales de bancos y cajas de ahorros verbalizaron ayer este descontento. "El sistema bancario español va a tener que reestructurarse. Y debe hacerse con anticipación a que se perciba la necesidad de reestructurarse, que ya se ha percibido, en forma de desconfianza e incertidumbre", apremió Miguel Martín, presidente de la asociación bancaria AEB.

De hecho, en un gesto inusual, el Banco de España desmintió ayer informaciones periodísticas que afirmaban que ha elaborado una lista de siete cajas en peligro. El recado de Martín al Gobierno no pudo ser más claro. "Cuanto antes se aclare cómo se va a hacer, mejor", alegó, en unas jornadas de Deloitte y ABC .

El líder de la patronal de las Cajas (CECA), Juan Ramón Quintás, avisó de que el Ejecutivo tiene la "obligación de lubrificar" a las entidades solventes, contribuyendo a que refuercen su capital. También reclamó reformar la ley de cajas para retirar los "obstáculos" a las fusiones interregionales. Quintás fue inusualmente duro con el Banco de España por la CCM, por evitar el rescate que pretendía llevar a cabo Unicaja.