No solo ha dificultado el acceso de hogares y empresas a la financiación, sino que lo ha hecho en mayor medida que sus homólogas europeas. Y, quizá lo más destacable, así se lo reconoce al Banco de España. El supervisor financiero publicó ayer la encuesta sobre préstamos bancarios correspondiente al cuarto trimestre del 2008, de la que se desprende que la banca española está cerrando el grifo del crédito más que la del resto de la zona euro. Argumenta, eso sí, que el vaso de la demanda también es cada vez más pequeño.

Los responsables del área de préstamos de las 10 entidades españolas consultadas --una muestra representativa que se envía al Banco Central Europea para elaborar la encuesta comunitaria-- admiten que el deterioro de la situación y de la evolución prevista de la economía es la principal razón que les llevó a endurecer el crédito, por delante de los problemas de liquidez y las necesidades de capital.

Las perspectivas son algo más alentadoras. La banca estima que las medidas públicas van a comenzar a surtir efecto en el primer trimestre del 2009, lo que podría frenar el ritmo de caída del crédito, particularmente en España. El organismo supervisor advierte, sin embargo, de que la predicción se produce en medio de una "elevada incertidumbre" y de grandes caídas acumuladas de los préstamos.

DURAS CONDICIONES Prueba de que hay que tomar la previsión con cautela es que el "endurecimiento generalizado" de la oferta de crédito del cuarto trimestre fue mayor que la del tercero, y superó los augurios de las entidades. La contracción de la demanda española, en cambio, estuvo en línea con la del trimestre anterior, mientras que la europea fue más intensa.

Las entidades explican que la mayor dificultad para financiarse en los mercados internacionales les obligó a imponer condiciones más restrictivas. Se tradujo sobre todo en intereses más altos y más garantías, pero también en plazos más cortos y menores cuantías en préstamo. La financiación a largo plazo y la de las pequeñas y medianas empresas (pymes) fue la más afectada.

Además, el descenso de la oferta hipotecaria se aceleró entre octubre y diciembre por el empeoramiento de las expectativas sobre la economía y el mercado de la vivienda.

El principal damnificado, con todo, fue el crédito al consumo y para otros fines (como viajes o estudios). Su oferta cayó con rapidez, sus condiciones fueron las más estrictas (sobre todo por los altos intereses exigidos) y la demanda se desaceleró mucho.