La tecnología permite que las tarjetas de crédito puedan ser más seguras, pero su alto coste frena su introducción en España. El sector financiero estima que la reconversión de las tarjetas, los cajeros y los terminales de pago de los comercios costará unos 850 millones de euros (141.428 millones de pesetas). El elevado esfuerzo inversor junto al bajo nivel de fraude explican el retraso de España en lo que se define como la migración de la tarjeta de banda magnética a la nueva, que incorpora el chip.

La facilidad con que se duplican hoy en día las tarjetas desaparecerá con la implantación de un microprocesador en el que la información, que podrá ser tan amplia como para permitir múltiples usos, estará encriptada.

CONSORCIO DE TRES EMPRESAS

La tecnología está disponible desde mediados de los años 90, cuando se llevaron a cabo las primeras experiencias de tarjetas monederos para pequeños pagos, pero su aplicación se realizará de forma gradual hasta el 2008. Esa es la fecha límite establecida por los líderes en la emisión de tarjetas, Europay, Mastercard y Visa, que han creado un consorcio con sus siglas (EMV) para impulsar el cambio a la nueva tecnología.

En España se ha iniciado la migración con algunas experiencias piloto. Bancaja acaba de anunciar que distribuirá 5.500 tarjetas con chip entre sus trabajadores como paso previo a la sustitución de los 1,2 millones de tarjetas que tiene.

El BBVA comenzó la aplicación de la tecnología del microprocesador en las tarjetas de gama alta, las Visa Nova Oro. Son pequeños pasos para cambiar los 53 millones de tarjetas que hay en España con la tecnología desfasada de la banda magnética.

Sin embargo, el paso previo en el proceso de adaptación será la reconversión de los cajeros automáticos y los terminales de venta en los comercios, que han de aceptar las nuevas tarjetas en el 2005, según el calendario previsto por EMV. La revolución del chip se apreciará primero en las zonas que reciben más clientes extranjeros, puesto que éstos tendrán antes en sus carteras el nuevo dinero de plástico.

La Caixa Sabadell ha firmado un acuerdo con NCR para comprar 120 cajeros automáticos de última generación que permiten operar con las nuevas tarjetas.

El primer proveedor español de terminales de venta, Ingenico, se halla en pleno proceso de inversiones para adaptar los nuevos aparatos, aunque prevé una implantación gradual debido a la gran dimensión del parque español de expendedores de dinero (más de 900.000 terminales, según algunas estimaciones).

Además de modificar el programa informático de funcionamiento, los terminales necesitarán un marcador para que el cliente introduzca el código de identificación personal en cada operación de compra.

Una vez implantado el nuevo terminal, el comercio asumirá más responsabilidad en los casos de fraude, al contrario de lo que sucede ahora, que las entidades bancarias asumen el coste con algunas excepciones.

FRAUDE EN ESPAÑA

El bajo fraude en España en comparación con otros países europeos también influye en que las entidades financieras tengan menos prisa en llevar a cabo el cambio. España tiene una tasa de fraude de apenas el 0,02% del importe de las transacciones realizadas a través de dinero de plástico, un nivel seis veces inferior al de otros países.

La presión policial de la lucha contra el fraude ha acelerado el cambio de las tarjetas en el Reino Unido, uno de los países que tienen más tarjetas con microprocesador. Pero la introducción del chip ha sufrido algunos problemas técnicos y no ha logrado, por ahora, grandes avances en la reducción del fraude.

Desde 1999, las entregas de tarjetas con microprocesador, que incluyen las de uso financiero y de otras aplicaciones como seguridad, clubs o teléfonos, han aumentado el 136% en todo el mundo, según los cálculos de la asociación europea de fabricantes (Eurosmart).

RASTREADORES

Las principales empresas de sistemas de pago aplican, hasta que lleguen las nuevas tarjetas, programas que rastrean compras y comportamientos sospechosos. Un portavoz de Servired indicó que cuando se detecta un intento de sacar más dinero del autorizado, se avisa al cliente. Lo mismo sucede cuando se alteran los hábitos de cada usuario.

Otro capítulo en el que la tecnología contribuye en la lucha contra la delincuencia es el de los robos en los cajeros automáticos. El Banc Sabadell incorporará en sus 1.000 cajeros una sorpresa para las bandas que los desvalijan, para lo que en algunos casos incluso los arrancan y se los llevan para abrirlos después. Un dispositivo electrónico detecta la agresión y mancha los billetes con tinta indeleble que indica el cajero de procedencia.

En el caso de que los ladrones no consigan llevarse el botín, los billetes inutilizados serán cambiados por el Banco de España por otros de curso legal sin coste para la entidad. Este sistema funciona en algunos países europeos en los que ha conseguido frenar el incremento de los robos.