El grupo bancario y asegurador belga KBC ha solicitado al Gobierno una ayuda pública de 3.500 millones para devolver la confianza a los inversores después de que sus acciones hayan perdido más de la mitad de su valor desde principios de octubre y el 7% en la última jornada. Las acciones de KBC cerraron el viernes a 26,7 euros, cuando a principios de año cotizaban por encima de los 90 euros.

La entidad aseguró en un comunicado que dispone de "una sólida base de capital y depósitos" y con una fuerte tendencia al alza de los depósitos, pero que afronta una desventaja competitiva al ser el único gran banco belga y uno de los pocos en Europa que no ha recurrido a los mecanismos de apoyo público.

KBC considera que sería suficiente una ayuda de 3.500 millones bajo la forma de aval financiero del Estado, sin necesidad de recurrir a una inyección en el capital de la entidad, "políticamente más compleja", según fuentes financieras. KBC será el tercer grupo financiero que tiene que socorrer el Gobierno belga, tras Fortis y Dexia. Cada día aparecen nuevas revelaciones sobre sobresueldos concedidos a los directivos de Fortis en pleno hundimiento del grupo. El Gobierno belga tuvo que frenar el viernes las 1.800 bonificaciones concedidas a los ejecutivos de Fortis Investment Management horas antes de que el grupo tuviera que ser nacionalizada para su venta a BNP Paribas.

ACCION CONJUNTA El primer ministro belga, Yves Leterme, propuso ayer la creación de "un fondo de urgencia europeo" para recapitalizar los bancos en dificultades y garantizar los préstamos interbancarios. En un artículo en los diarios La Libre Belgique y De Standaard, Leterme señaló que hay bancos que "son demasiado grandes para ser salvados por un solo país", como demostraron los casos de Fortis y Dexia, por lo que es necesario un fondo europeo.