El Banco Central de Inglaterra lanzó ayer una dura reprimenda a las entidades bancarias del país al acusarlas de "exagerar" las consecuencias de la crisis crediticia que asola a los mercados desde agosto del 2007 y advirtió de que, con la actitud que han adoptado, no solo han causado su empeoramiento, sino que además retrasarán la superación.

En su informe semestral sobre estabilidad financiera, la institución asegura que los temores ante un bloqueo del sistema dieron forma a una "profecía" que ha acabado por hacerse realidad debido a la propia gestión llevada a cabo por los bancos, que pasaron de la laxitud en la concesión de préstamos a una excesiva cautela que, incluso, aplicaron a clientes solventes cuya situación garantizaba el éxito de las operaciones. Ante tal situación, consumidores e industria redujeron su confianza en el sistema.

En consecuencia, los temores crecientes, estimulados por la caída del valor de las inversiones relacionadas con hipotecas, condujeron a una visión del mercado en la que se "exageraron de forma significativa las pérdidas" ocasionadas y que se hará notar, "en última instancia, en el sistema financiero y en la economía en su conjunto".

El subgobernador para la estabilidad financiera del Banco de Inglaterra, John Gievem, asegura que la "inevitable" corrección después de la explosión de la burbuja crediticia está siendo más larga y difícil de lo esperado. Pese a ello, el escenario más probable para los próximos meses es que se recupere de forma progresiva la confianza y el interés de los inversores por los productos de riesgo.