Los trabajadores que se encuentran afiliados a un sindicato ganan más, trabajan menos, están mejor formados y tienen más estabilidad en el empleo que aquellos no vinculados a una organización sindical. Esta es la conclusión a la que llega el Banco Mundial en un estudio realizado entre empresas de distintos países.

Un Estado con industrias fuertemente sindicalizadas tiene menos divergencias salariales entre trabajadores, puede favorecer mejores prestaciones económicas a través de las reducciones de impuestos y está capacitado para ejercer un mayor control sobre su inflación, asegura este estudio. La sindicación también beneficia a los países porque mejora su tasa de productividad y dota a las empresas de una mejor capacidad de adaptación ante situaciones de crisis económicas.

El Banco Mundial ha observado que la distancia salarial entre trabajadores sindicados y no sindicados puede llegar al 15% en países como Estados Unidos y supera tasas del 5% o del 10% en otros estados industrializados. Esta diferencia no es tan importante en países en vías de desarrollo.

En cuanto a la igualdad de oportunidades, la afiliación sindical permite una mayor homogeneización de salarios entre trabajadores y reduce las distancias de sueldo y condiciones laborales de las mujeres respecto a los hombres. Esto no se da en países donde la presencia de los sindicatos es inferior o inexistente. La jornada laboral está más controlada cuando actúan los sindicatos.