"No se dejará que quiebre ningún banco, porque si falla el sistema bancario las víctimas serán los franceses y sus ahorros", dijo Sarkozy al explicar el plan, informa Elianne Ros. La receta francesa se basa en tres ejes. En primer lugar, la creación de un sistema de garantía de los préstamos interbancarios para restablecer la confianza y que el dinero vuelva a circular. Una nueva sociedad gestionará esta garantía del Estado, dotada con 320.000 millones.

El segundo eje es la intervención para recapitalizar a los bancos con dificultades. Otra sociedad pública administrará un fondo de 40.000 millones que se inyectará a petición de las entidades a cambio de la firma de una convención que fijará las obligaciones del banco. Sarkozy separó este fondo de las intervenciones de urgencia como la realizada en la banca franco-belga Dexia, que implican la toma de control del Estado. El tercero apoya a sectores frágiles como la construcción o las pymes.