Madrid ha recibido el 58,6% de la inversión aeroportuaria en el periodo de 1994 al 2003 mientras que tan solo ha registrado el 22% del trafico aéreo. Sin embargo, otras autonomías menos desarrolladas, como Andalucía, Extremadura, Galicia o Murcia han obtenido un porcentaje de la inversión inferior a su participación en el tráfico aéreo generado.

Un estudio de la Research Working Paper Series de la Universidad de Harvard, elaborado por los profesores Germ Bel y Xavier Fageda, de la Universidad de Barcelona, sostiene que las "inversiones aeroportuarias en España no parecen seguir el criterio de cohesión territorial regularmente utilizado por los políticos para justificar la gestión centralizada de esas inversiones".

AENA sostiene que el gasto se concentra en las seis comunidades que aportan más del 90% de tráfico aéreo y que son Madrid (54,6 de la inversión), Cataluña (15,7%), Canarias (9%), Baleares (6,3%), Andalucía (5,4%) y Valencia (2,1%). Las cifras de AENA difieren poco de las del estudio, aunque el organismo estatal destaca que si se descarta Madrid y Cataluña, donde los datos están distorsionados por el importante esfuerzo inversor de los últimos años --"especialmente en Madrid, por la finalización de la ampliación"--, la proporcionalidad entre la inversión acumulada y el tráfico es razonable.

RESULTADOS O COHESION El trabajo de Harvard parte del supuesto de que donde los aeropuertos se gestionan con criterios de mercado, las inversiones en cada aeropuerto deberían estar estrechamente asociadas a los resultados obtenidos por el tráfico aeroportuario. Por contra, cuando el criterio para invertir es la cohesión social, las regiones menos desarrolladas deberían recibir más recursos que los proporcionales a su participación en tráfico aéreo.

Los autores se plantean, asimismo, que si los aeropuertos contribuyen al desarrollo regional, pero determinadas áreas no pueden sostener el coste que eso implica, una gestión centralizada como la española --en la que los aeropuertos dependen de AENA-- debería permitir que el superávit de los grandes aeropuertos compensara el déficit de los pequeños. "Los aeropuertos ricos pagan para que los pobres puedan mantenerse", resumen.

El gestor aeroportuario explica que los criterios de inversión que ha aplicado en los últimos 15 años responden "a la necesidad de dar respuesta al continuo crecimiento del tráfico aéreo y al objetivo de no desatender a aeropuertos que por su menor tráfico no podrían hacer frente a las inversiones para dotarles de unas infraestructuras con calidad y servicios adecuados".

El estudio concluye que el modelo aeroportuario español --único por su carácter público y centralizado-- elimina la competencia entre los aeropuertos españoles, lo que políticamente se justifica en la necesidad de "solidaridad interterritorial". Sin embargo, los datos utilizados demuestran que las regiones con una renta más alta reciben más fondos públicos que las que tienen una renta inferior, y que no se produce "subsidiación de los aeropuertos ricos con respecto a los pobres".

CUESTION DE CRITERIO Descartados los criterios económicos, el estudio sostiene que "la mayor parte de lo recursos públicos se invierten en las regiones que más apoyo prestan al partido que está en el Gobierno central". Y se añade que se invierte más en las comunidades en las que el Gobierno autónomo coincide políticamente con el Gobierno central. "Según los resultados obtenidos, la solidaridad es una excusa retórica para evitar la competencia entre aeropuertos". Idea que no comparte AENA, para quien el objetivo de servicio "se logra con una política de inversiones acorde con la demanda del mercado".