La compra del banco holandés ABN Amro, que es la operación más importante de la historia en el sector financiero, cobró ayer un giro de inesperadas dimensiones mundiales y preocupantes dimensiones éticas. Con la ayuda del Banco de Desarrollo de China (BDC), propiedad del Gobierno de Pekín y del grupo estatal de inversiones Temasek, controlado por las autoridades de Singapur, los británicos del Barclays mejoraron su oferta ofreciendo 67.500 millones de euros, 2.900 millones más que la propuesta anterior, presentada en abril.

Tanto China como Singapur, que no se distinguen por sus valores democráticos, aceptaron comprar títulos de Barclays por valor de 13.400 millones de euros, la mayor inversión de su historia en el extranjero. La nueva oferta británica sigue por debajo de la realizada el viernes por el consorcio formado por el británico Royal Bank of Scotland (RBS), el belga-holandés Fortis y el español Santander, que han valorado el banco holandés en 71.100 millones de euros. El 93% de esta cifra la entregarían en metálico y el 7% restante en acciones del RBS.

EFECTO SORPRESA En su nueva puja por ABN, Barclays incluiría 28.800 millones de euros en metálico (el 37%) y el resto en acciones de la entidad, según la cotización del pasado viernes. Con la entrada de los socios asiáticos en la operación, los británicos esperan beneficiarse del efecto sorpresa, que haga subir el precio de su acción, que ayer ganó un 3,01% en la Bolsa de Londres, logrando así presentar una oferta más atractiva a los accionistas de ABN, que deberán votarla en septiembre. En cualquier caso, las entidades de China y Singapur invertirán 3.600 millones de euros en el Barclays.

Si los holandeses aceptan la oferta, invertirán, además, 9.800 millones de euros en acciones del Barclays (7.600 millones el BDC y 2.200 millones Temasek). "Se trata de la mayor inversión extranjera realizada jamás por China", señaló el director general de Barclays, John Varley, quien destacó la "penetración estratégica" de la nueva asociación con el atractivo del mercado asiático como arma para convencer a los accionistas de ABN.

El Banco de Desarrollo de China se convertiría en el primer accionista de Barclays, con un 8%, y Temasek en uno de sus principales accionistas, con un 3,5% del capital. La influencia del Gobierno de China, un país que en muchos sentidos sigue funcionando como una dictadura, no produce "ningún malestar" a Varley, pero sí ha provocado reticencias en el sector bancario.

REPUTACION EN JUEGO "El daño para la reputación de Barclays puede ser inmenso", apunta Geoff Griffiths, especialista en inversiones éticas del grupo inversor Barchester Green. "Muchos inversores éticos van a cerrar sus cuentas en Barclays. Nosotros lo haremos", advirtió. "Vamos a dejar muy clara nuestra posición al banco y a todos los demás. Es en situaciones como estas donde se marca la diferencia entre retórica y realidad".