Las gasolineras de la Shell en la capital argentina se parecen a aquellas de las carreteras desérticas que se ven en las películas norteamericanas. Lugares por los que ocasionalmente aparece alguien a abastecerse.

La llamada del presidente Néstor Kirchner al boicot de la Shell y la Esso --por su decisión de aumentar más de un 4% el precio de los combustibles y aventar, de esa forma, el fantasma de la temida inflación-- tuvo, según estima el Gobierno, un "acatamiento" del 60% entre sus habituales compradores. La aceptación en la sociedad de la arenga fue inversamente proporcional al impacto mediático que provocó fuera del país.

Para bajarle el tono a la controversia, las autoridades condenaron a las organizaciones de parados (piqueteros) oficialistas que, como grupos de choque, se hicieron presentes en gasolineras para hacer cumplir la llamada presidencial al boicot. Algunos observadores opinan que tras las altisonantes palabras de Kirchner había otras razones menos visibles que la crispación por el alza del costo de la vida.

Se habla del reiterado interés de Petróleos de Venezuela (PDVSA) de quedarse con la parte que tiene la Shell en el mercado de hidrocarburos argentinos.

La pelea con las dos petroleras fue apenas uno de los frentes de los conflictos abiertos. Hubo nuevas escaramuzas verbales del presidente con el responsable del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato. Y, además, se avecina un frente de tormenta con los sindicatos después de que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, se negara a subir salarios por considerar que se dispararía la inflación.

Varias empresas de capital europeo que controlan los servicios públicos privatizados en los años 90 estudian si se presentarán a las audiencias públicas convocadas por el Gobierno para renegociar los contratos.

Poco ha disfrutado el Gobierno del éxito de haber negociado con el 76% de sus acreedores una salida de la suspensión de pagos de la deuda externa. La juez de Nueva York Thomas Griesa ha inmovilizado 7.000 millones de dólares de deuda que había entrado en el canje, a petición del grupo Elliot.

La lucha de la deuda

Griesa resolverá esta semana si mantiene la medida. En tal caso, dijo el diario Clarín , Argentina puede tener complicaciones para pagar los bonos de la nueva deuda el 1 de abril, como planeaba. Y esa, es una batalla más dura que la de la Shell.