El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, instó ayer a Grecia a llevar a cabo las reformas necesarias para reducir su abultado déficit, pero se mostró comprensivo con las actuaciones del Gobierno del socialista Giorgos Papandreu. Expuso que las reformas fiscales y salariales anunciadas por el Ejecutivo "son pasos en la dirección adecuada".

El Gobierno griego se ha comprometido ante la UE a modificar el sistema impositivo y a elevar hasta los 65 años la edad de jubilación, con el fin de atajar la crisis y el grave déficit público. La reforma incluye un aumento de las cargas fiscales a la propiedad inmobiliaria, la eliminación de las exenciones fiscales de algunos sectores y la ampliación de los impuestos a los combustibles. El elevado déficit, que es del 12,7% del PIB, y su elevada deuda pública, que supera el 100% del PIB, han hecho que el Gobierno tuviera que presentar un nuevo plan de estabilidad ante la Comisión Europea, que ya le ha dado su visto bueno.

El Fondo Monetario Internacional se unió al BCE y dio su respaldo al objetivo del Gobierno griego de reducir el déficit fiscal. "Creemos que las metas del plan son adecuadas", dijo la portavoz de la entidad, Caroline Atkinson. El director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, afirmó que intervendrán en favor de Grecia si se lo piden, pero espera que sean los europeos quienes se ocupen.

El viceministro griego de Exteriores, Dimitris Droutsas, declinó el ofrecimiento del FMI y reconoció que su país no tiene planes para solicitar asistencia de cara a superar la crisis de sus finanzas.