La decidida intervención del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados y el invencible mecanismo de estabilización financiera de 750.000 millones de euros creado por los ministros de Economía europeos detuvieron ayer en seco los ataques especulativos contra la zona euro.

El BCE acordó en la madrugada de ayer una intervención sin precedentes en los mercados para adquirir deuda pública y privada mientras persistan los comportamientos anómalos y especulativos. La institución garantizó además una inyección masiva de liquidez en el sistema financiero europeo. El BCE había sido criticado por no haber dado esos pasos antes de que la crisis se agravara. Las compras de deuda fueron realizadas por los bancos centrales nacionales en nombre del BCE. En la intervención participaron también de forma coordinada los bancos centrales de Gran Bretaña, Japón, Canadá y Suiza.

SIN PRESIONES

La decisión fue adoptada por una «aplastante mayoría» del consejo del BCE, explicó el presidente de la institución, Jean-Claude Trichet. El BCE negó que se hubiera plegado a presiones políticas. Trichet subrayó la independencia del BCE y que aseguró esa medida de adquirir deuda pública se aprobó sólo después de que los gobiernos de la zona euro se comprometieran a «adoptar todas las medidas necesarias» para cumplir sus objetivos de reducción del déficit público este año y siguientes.

Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, por su parte, aprobaron también en la madrugada la creación de un mecanismo europeo de estabilización financiera dotado con 500.000 millones de euros a los que se sumarían otros 250.000 millones aportados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este mecanismo inédito y con un volumen arrollador garantizará a cualquier estado de la zona euro que sea objeto de ataques especulativos créditos suficientes para refinanciar su deuda pública. Este mecanismo es adicional al fondo de 110.000 millones ya adoptado para Grecia.

AJUSTE PREVIO

Los ministros europeos necesitaron más de 11 horas de tensas y complejas negociaciones para llegar a ese acuerdo. El mecanismo se aplicará cuando un estado corra el riesgo o sufra graves perturbaciones económicas y financieras por circunstancial excepcionales fuera de su control. La concensión de las ayudas estará condicionada a la aceptación previa de un programa de ajuste negociado con la Comisión Europea y el FMI. El Ejecutivo comunitario subrayó ayer que ningún país necesita esa ayuda en estos momentos.

Los fondos procederán inicialmente de los empréstitos que obtendrá la Comisión Europea en los mercados de capitales, con el respaldo de los fondos propios de la Unión Europea (UE). Esto supone unos 60.000 millones europeos más 30.000 millones del FMI.

Si se necesita una intervención mayor, se recurrirá a un instrumento especial dotado con 440.000 millones a partir de las garantías ofrecidas por los demás estados de la zona euro y complementado con otros 220.000 millones del FMI. Este fondo especial también obtendrá empréstitos en los mercados para comprar después deuda pública del país que necesite ayuda.

ALEMANIA IMPUSO SU LEY

La propuesta inicial de la Comisión Europea fue crear un mecanismo único, con fondos ilimitados gracias a las garantías de los estados. El proyecto fue rechazado por Londres, que se negó a contribuir a proteger la zona euro, y por Berlín, que se negó a entregar todo ese poder al Ejecutivo comunitario.

Berlín impuso limitar el mecanismo europeo (con decisiones por mayoría cualificada) a los 60.000 millones del presupuesto de la UE. Para la parte crucial de los fondos garantizados por los estados, Berlín impuso el instrumento especial, donde las decisiones son por unanimidad, con un techo límite de 440.000 millones en tres años.