EL BANCO Central Europeo prevé un crecimiento económico moderado en la eurozona, que alcanzará como máximo el 2,1%, pero una inflación superior a lo previsto, del 2,3%, por la evolución de los precios del petróleo y de los salarios. También perjudican los planes fiscales adoptados por los gobiernos, como las subidas de impuestos indirectos y de los precios controlados oficialmente.