A las 10.29 despegó de la pista 32L del aeropuerto internacional de Toulouse-Blagnac, de 3,5 kilómetros, el primer prototipo de A-380 de Airbus, el mayor avión comercial del mundo. Dos horas antes habían embarcado los seis tripulantes, dos pilotos y cuatro ingenieros.

La expectación fue máxima. Más de 40.000 personas rodearon las instalaciones para ver el acontecimiento, comparado con el estreno del Concorde en 1969, y ovacionaron el despegue y el aterrizaje cuatro horas después. Tras el éxito de la prueba, Arnaud Lagard¨re, uno de los principales accionistas de EADS, que posee el 80% de Airbus, dijo: "Esto es Europa y lo mejor de Europa". El presidente francés, Jacques Chirac, mandó un mensaje a Airbus, a casi un mes del referendo sobre la Constitución europea, y dijo que el A-380 " es un impulso para seguir por esta vía de la construcción de una Europa de la innovación y del progreso". Igual se pronunció el canciller alemán, Gerhard Schröder. En Airbus, mediante EADS, participan Francia, Alemania y España. La británica BAE Systems tiene el 20% restante.

La prueba estuvo envuelta de emotividad. "Me han saltado las lágrimas", confesó Manuel Hita, director general de Airbus España, e iguales momentos vivieron otros directivos al ver rodar un aeroplano que comenzó a concebirse a mediados de los 90. Una buena porción de la parte trasera ha salido de las tres plantas del consorcio en España: Puerto Real (Cádiz), Illescas (Toledo) y Getafe (Madrid).

Y no fue el único en vibrar al ver en el aire 421 toneladas de peso con la matrícula F- WWOW, la mayor carga en el aire en la historia de la aviación comercial, pero con un comportamiento y una conducción "facilísima, como una bicicleta", afirmó Fernando Alonso, vicepresidente de la división de pruebas de vuelo y uno de los seis tripulantes. Durante el vuelo sólo hubo una alerta sobre la posición de una puerta del tren de aterrizaje que hizo a la tripulación "no acelerar más de la cuenta por precaución", según los planes de vuelo previstos, dijo Alonso. Los otros tripulantes fueron Claude Lelaie, vicepresidente sénior de la división de vuelo; Gerard Desbois, ingeniero de vuelos de prueba, y Jacques Rosay, vicepresidente jefe de pilotos de prueba. Con Alonso estuvieron los ingenieros Jacky Joye y Manfred Birnfeld.

Capacidad

Además de la tripulación se cargaron varios bidones de agua para asemejarse a los vuelos con pasaje. Podrá transportar a 555 personas, aunque, en la más productiva de sus configuraciones, superará las 800. El vuelo, que como todos los de prueba "no se dirigió a ningún sitio en concreto", no superó los 250 kilómetros. Tampoco rebasó los 3.000 metros de altura y los 500 kilómetros por hora de velocidad, explicó Alonso.

El aparato demostró que gigantismo no está reñido con el medio ambiente. "Han podido comprobar que es extremadamente silencioso. Está tres decibelios por debajo de la competencia" y que apenas expele humos, destacó el presidente de Airbus, Noël Forgeard, quien añadió el "esfuerzo colectivo formidable" que ha supuesto el avión, del que ya hay 154 pedidos por parte de 15 clientes y por valor de unos 32.300 millones de euros (5,4 billones de pesetas). Además hay ya negociaciones con otras tres aerolíneas, avanzó Forgeard, y auguró 50 pedidos más hasta diciembre.

Durante el vuelo, distintos directivos de Airbus amenizaron a los periodistas con las ventajas del A-380 frente al 747 de la estadounidense Boeing, el Jumbo lanzado al mercado en los 70. Estas son algunas de las características: más productividad y "un coste por asiento al menos un 15% más bajo".

Este vuelo marca el inicio de un periodo de pruebas con cinco prototipos hasta alcanzar la certificación de las autoridades de aviación civil de Europa y de EEUU. En la segunda mitad del 2006, entrará en servicio con Singapore Airlines. Será el estreno de esta bicicleta del cielo.