Primero fueron los productores de placas fotovoltaicas, que vieron frenada su actividad por un cambio en la regulación del Ministerio de Industria. Ahora, los fabricantes de biocombustibles.

La mitad de las 36 plantas puestas en marcha en los últimos años en España están paralizadas y unos 500 trabajadores, el 50% del total, están afectados por regulaciones de empleo (ERE) temporales o en riesgo de verse implicados en uno de estos procesos. Alguno de los productores ha tenido que recurrir al concurso de acreedores, según la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA)-Biocombustibles.

La invasión

En el caso de este sector, la paralización se debe a la invasión desde hace meses de biodiésel de EEUU a un precio que está una media del 34% por debajo del de mercado. La Comisión Europea ha reconocido este hecho y aplica desde mediados de marzo un arancel de entre 213 a 400 euros por tonelada de biodiésel procedente de EEUU, que equivalen a entre el 29,1% y el 41,1%. La decisión se tomó tras una denuncia de la APPA-Biocombustibles y de la asociación europea, ya que el fenómeno afecta a toda Europa.

Los productores de EEUU se benefician de un crédito fiscal de 300 euros por tonelada. Eso ha hecho que su biodiésel haya conseguido el 71% del mercado y haya "expulsado a los productores nacionales y comunitarios", según Manuel Bustos, director de la APPA-Biocombustibles. Los productores norteamericanos han optado por la exportación porque en su mercado doméstico prima el consumo del bioetanol, el biocombustible alternativo o complementario de las gasolinas.

La medida de la Unión Europea (UE) tiene una vigencia inicial de cuatro meses. Los productores españoles piden que, como otros países --Francia, Portugal, Italia--, los productos importados con precios ventajosos no se tengan en cuenta para las exenciones fiscales con las que se fomenta el cumplimiento de los objetivos de uso de estos combustibles verdes. Este año, los biocombustibles han de alcanzar en España el 3,4% de todo el consumo de hidrocarburos y combustibles para transporte y en el 2010, el 5,83%.

Según Bustos, unas de las principales beneficiarias de la entrada de producto más barato han sido las petroleras que, en cambio, no repercuten este coste más bajo en el precio final al cliente. Ahora, añade, "el riesgo es que recurran a otros biocombustibles importados", que también están subvencionados, como los de Argentina, Malasia e Indonesia. A su entender, "el Estado tiene que defender una nueva industria que, en su día ayudó a crear" y evitar que copen el mercado productores que se benefician de la venta por debajo de coste (dumpin) y de las subvenciones nacionales destinadas a estimular una industria autóctona.

Impuesto especial

El margen de los productores estriba sobre todo en la aplicación del impuesto especial sobre hidrocarburos, del que el biodiésel y el bioetanol están exentos.

En España existen 36 plantas de biodiésel con una capacidad de producción de dos millones de toneladas anuales. En el 2008, entraron en funcionamiento instalaciones que multiplicaron por 2,5 la capacidad productiva. A pesar de eso, las ventas solo alcanzaron las 190.000 toneladas, lo que supuso emplear apenas el 9% de la capacidad instalada en el país. Dos de cada tres plantas estuvieron paradas produciendo por debajo del 10% de su capacidad.

Mientras tanto, el consumo de biodiésel se duplicó, hasta llegar a alcanzar las 580.000 toneladas en total, de las que el 71% procedían de la importación.