Antevenio es una de las pocas compañía de márketing digital españolas que cotiza en Euronext Growth, el segmento de empresas tecnológicos de Euronext -la sociedad que agrupa a las bolsas de Amsterdam, París, Bruselas, Lisboa y Dublín-. Hizo su salida a bolsa en el 2007, en París, y levantó ocho millones de euros en su irrupción en ese mercado europeo. Entonces tenía ventas de cerca de 10 millones de euros, y ahora está alrededor de los 30 millones en facturación y una capitalización parecida. Acaba de comprar una compañía en EEUU. «Pasaron de ser una pequeña compañía española a una multinacional y tiene una base de inversores bastante amplia». Así, al menos, lo cuenta Susana de Antonio, la responsable ejecutiva de Euronext en España.

Antevenio no es el único caso. Quadpack, que se dedica a los envases de productos cosméticos, está cotizada en otro segmento de ese mercado. Se trata de un grupo de cotizadas más líquido, donde hay menos requerimientos de información. Lo usan compañías que quieren estar cotizadas porque, por ejemplo, siguen una estrategia de adquisición de otras compañías y les interesa cotizar para pagar en acciones, valoradas más correctamente que si no lo estuvieran. Quadpack se incorporó a Euronext en el 2016.

No son muchas más --descontado firmas como el Baco Santander, BBVA y Telefónica- las compañías españolas que cotizan en esa bolsa paneuropea y, mucho menos, las que aparecen en el segmento tecnológico. Tampoco son muchas las compañías suizas, alemanas o italianas que están listadas en ese mercado. Razón por la cual Euronext decidió a finales del pasado año abrir delegaciones en esos países -también en España- con el propósito de atraer sociedades hacia ese mercado.

Pescar en aguas abiertas

Aunque en el mar financiero europeo hay muchos peces, pescar con caña en aguas abiertas no da garantía de que las capturas abunden. En España y, particularmente en Catalunya, el banco de 'start-ups' es grande, pero sus integrantes, ecurridizos. «Nos dirigimos a compañías que de por sí no se plantearían la bolsa como opción. Estas pymes en España se financian a través de la banca o de fondos de capital riesgo y en general no van a la bolsa», explica De Antonio. «Eso lo que queremos cambiar», precisa.

Euronext destaca la presencia de empresa de tamaño medio entre sus cotizadas que acuden en busca de financiación. «Sí que tenemos muchas compañías de estos tamaños. Y por eso estamos aquí: para darles la oportunidad a las empresas españolas». De las 1.300 compañías que cotizan en Euronext, 740 son pequeñas y medianas. La definición de pyme de este mercado se extiende hasta las firmas de menos de 1.000 millones de euros de capitalización. Aunque dentro de este grupo hay 300 de menos de 50 millones y la gran mayoría están por debajo de los 250 millones de euros de capitalización. «Al final, somos el principal mercado de empresas tecnológicas de Europa», afirma la directora para España. Y, en gran parte, se debe a la capacidad para atraer inversores dispuestos a participar en las compañías en crecimiento.

Reclamo para las compañías

Para Euronext, esos inversores son el estandarte de su fortaleza y el reclamo para las compañías que se plantean salir a bolsa. En el relato de los argumentos, De Antonio, agrega al acceso a los inversores institucionales, que la visibilidad que adquieren las empresas que deciden participar en ese mercado tiene alcance europeo. «Da credibilidad, posibles socios y clientes», agrega De Antonio.

Se suma la capacidad de atraer talento, ofrecer incentivos ligados al valor de las acciones y, sobre todo, la independencia de la gestión. Los fondos inversores, a veces quieren decidir demasiado en la estrategia de las empresas. «Pueden dificultar la gestión de la compañía y distraer al equipo de la gestión».