Por el momento, parece peor el remedio que la enfermedad. La decisión concertada de los principales bancos centrales de inyectar liquidez en el sistema monetario para evitar una epidemia mundial derivada de la crisis hipotecaria de EEUU tuvo ayer un efecto pernicioso en las principales bolsas mundiales. Todas cayeron de forma contundente, excepto Wall Street, que cerró el día en plano.

"Los inversores han considerado que si había motivo suficiente para que los bancos centrales intervinieran, la crisis debe ser seria", comentaba ayer un analista del Banco Sabadell. Así que algunos de ellos abandonaron la renta variable para buscar el resguardo de la fija --bonos y deuda privada-- y de la liquidez.

Lo que, como mucho, debería ser una crisis de los mercados monetarios (bancarios), se ha convertido, así, en una minicrisis bursátil, a juzgar por la reacción que tuvieron ayer las principales plazas internacionales. Salvo el DAX de Fráncfort (-1,1%) y el Dow Jones (-0,23%), los principales parquets europeos perdieron más del 2%. Entre ellos, destacó la evolución del Ibex 35 español, que se dejó un 2,6%. Desde luego, las acciones de los bancos se precipitaron a la baja, desde el 3,2% del Santander, hasta el 3,8% del BBVA. Pero otros bancos continentales salieron peor parados. El francés BNP cedió el 4,2%, mientras que ABN Amro perdió el 4,42%.

Ayer el BCE adjudicó otros 61.050 millones de euros, con un vencimiento de tres días y a interés variable en una segunda subasta de financiación rápida para inyectar liquidez. El Banco de Japón hizo lo propio, mientras que la Reserva Federal de EEUU intervino tres veces para colocar 37.191 millones.

La Reserva Federal (Fed) intentó tranquilizar a los mercados prometiendo los fondos necesarios, en su primera intervención desde el comienzo de la crisis del sector hipotecario estadounidense. Ayer, incluso el Banco Central de Australia inyectó liquidez suplementaria en el sistema.

Mientras tanto, la autoridad bursátil de EEUU, la SEC, inició una discreta investigación entre los grandes bancos del país --empezó por Goldman Sachs y Merril Lynch-- para comprobar que ninguno de ellos oculta pérdidas por las hipotecas subprime.

Para los expertos, los recientes movimientos monetarios explican que aumenta el riesgo de que los activos bancarios (créditos a empre- sas, a fondos de alto riesgo o para operaciones apalancadas de las sociedades de capital riesgo) no se devuelvan. "El problema se deriva de una falta de voluntad de ampliar créditos, incluso a deudores solventes", comentó el analista de ABN, Greg Gibbs.

Fuentes bancarias españolas señalaron ayer que tanto la situación de la economía como los beneficios de las empresas invitan a pensar que es una crisis pasajera. El problema, dicen, es que la poca claridad de lo que ocurre se ha trasladado a los mercados agudizando los efectos y quizá amplificando la crisis.