La factoría de la multinacional de pequeños electrodomésticos Braun de Esplugues de Llobregat (Barcelona) tiene las horas contadas. La dirección de la empresa anunció ayer la decisión "irrevocable" de desmantelar la fábrica a finales del 2008 y de trasladar la producción a un país de Europa del Este o a China para reducir costes. La medida dejará sin empleo a unas 760 personas --690 con contrato indefinido, según los sindicatos-- aunque la próxima semana comenzarán las negociaciones con las centrales para pactar un plan social.

La histórica planta de Braun (propiedad de la multinacional estadounidense Gillette que, a su vez, forma parte del grupo Procter & Gamble) fabrica planchas de vapor y batidoras (el popular Minipimer) en Barcelona desde 1960. Sin embargo, la factoría ha dejado de ser competitiva, según la dirección. Otras marcas del ramo, como Rowenta o Philips, ya han trasladado sus líneas de producción a países donde la mano de obra y los costes son más baratos.

El director de Braun en España, Francesc Pons, explicó ayer que el desmantelamiento de la planta es la única forma de asegurar a la firma "unos óptimos niveles de eficiencia en los costes y la productividad", sin ir en detrimento de los estándares cualitativos de la marca. Según la compañía, la factoría de Barcelona no puede garantizar esta exigencia a largo plazo y, menos aún, "resistir la actual dinámica del mercado" con un simple e "insuficiente" plan de reducción de costes.

Pero la plantilla de Braun, muy indignada con el anuncio, opina de forma diferente. Según Andrés Rodríguez (UGT), secretario del comité de empresa, "la decisión está injustificada porque la fábrica tiene beneficios". Como prueba, Rodríguez apuntó que en los próximos días la compañía alemana tiene previsto contratar a más eventuales para aumentar la producción.

RECOLOCACION EN ALEMANIA Braun plantea un cierre a dos años y medio vista que, a priori, facilitaría una prejubilación a cerca de la mitad de la plantilla sin pérdida de poder adquisitivo. El personal de Investigación y Desarrollo sería recolocado en el centro tecnológico de la firma en Kronberg (Alemania) y al resto "se le facilitaría la ayuda necesaria para otras alternativas de empleo", según la dirección.

La propuesta no satisfizo a los sindicatos CCOO y UGT, que calificaron de "deslocalización salvaje" y de "barbaridad" el anuncio de Braun. Las dos centrales coincidieron en advertir que el cierre tendrá consecuencias "nefastas" porque supondrá la pérdida de otros 2.000 empleos indirectos más, entre proveedores y pequeños fabricantes.